viernes, 1 de abril de 2011

Sobre la imprudencia de amarse a pesar de todo


AMOR IMPREVISOR

Cuando nos besábamos, eludíamos pensar
que nos hallábamos expuestos a ser, algún día,
dos esqueletos en el nicho de un camposanto
tras habernos corrompido infestados de larvas.

Al aproximarnos, elegíamos evitar
intuirnos viejos, demacrados, o que llegaría
el momento de no ser deseables y dar asco.
Cuando nos atraíamos, caímos en la trampa

que tiende el amor a todos los seres deseantes.
Mientras nos amábamos, construíamos una vida
nueva, aunque nada más pretendiéramos gozarnos.

Cuando evitábamos concebir con profilácticos,
nos volcábamos sobre nosotros, e intrascendida
quemó la hoguera del placer aquellos instantes.




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