ÁNIMA TRISTE
¡Cesad ya, que la música mi espíritu fatiga!
Y el ideal me cansa, como nos cansa una
bebida cuya fuerza se disipó: ninguna
ficción, ninguna magia, mi laxitud mitiga.
¡Con cuanto afán, al carro, la juventud se liga,
que lleva los Amores y rige la Fortuna!
¡No importa que sea móvil la hembra cual la luna,
será la misma siempre, ya ébano o espiga!
Otoños y veranos, inviernos, primaveras,
interminables horas sombrías, lastimeras,
a vuestra gris imagen mis tedios van unidos.
El indecible hastío de ver sobre la frente
un cielo, siempre el mismo, clemente o inclemente.
¡Ah, quién pudiera darme otros nuevos sentidos!
(Poema escrito por Gabriele D'Annunzio)