sábado, 23 de diciembre de 2023

El poeta que aspiraba a una vida bohemia


León Felipe
(Felipe Camino García de la Rosa)
(Tábara, Zamora, 1884 - Ciudad de México, 1968)
Poeta de origen acomodado y ex presidiario

ROMERO SOLO

Ser en la vida romero,
romero solo que cruza
siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre
y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero...
sólo romero.

Que no hagan callo las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero, ligero,
siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie
a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa,
ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los viejos versos.

La mano ociosa es quien tiene
más fino el tacto en los dedos,
decía Hamlet a Horacio,
viendo cómo cavaba una fosa
y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.


No sabiendo los oficios
los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera...
menos un sepulturero.

Un día todos sabemos hacer justicia.
Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.

Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo,
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.

(Poema escrito por León Felipe)



Escultura de León Felipe en el parque urbano de Chapultepec
(Ciudad de México)

lunes, 11 de diciembre de 2023

El poeta que murió por una tiflitis aguda


Georges Rodenbach
(Tournai, Bélgica, 1855 - París, 1898)
Periodista, abogado, novelista y poeta adscrito al simbolismo

SOLO

Vivir como en el exilio, vivir sin ver a nadie
en el vasto desierto de un pueblo que está muriendo,
donde no se escucha nada más que el vago murmullo
de un órgano sollozando o el repicar del campanario.

Sentirse alejado de las almas, de las mentes,
de todo lo que lleva una diadema en la frente;
y sin arrojar luz, consumirse
como una lámpara inútil en las profundidades
de oscuras bóvedas funerarias.

Para ser como un barco que soñó con un viaje,
triunfal, alegre, fuera del ecuador rojo,
que se encuentra con flujos de hielo de frialdad
y se siente destrozado sin dejar una estela.

¡Oh, vivir así! Sólo para presenciar
el marchitar del florecimiento blanco del alma divina,
en desprecio de todos y sin nadie más,
sabio, solo, solo, siempre solo, observando
la propia extinción.

Campanario del castillo de Trujillo en Extremadura

EPÍLOGO

Otoño: el año muere en la lluvia cerrada.
La juventud se extingue, y el afán noble y fuerte,
único en que pensamos cuando llega la muerte:
el de sobrevivirse en la obra terminada.

Mas la esperanza huye, el afán incesante
es sueño ido, vano como todo lo nuestro,
y el más leal traiciona antes que el gallo cante.

Guirnaldas de la gloria, ¡ah, vanas, siempre vanas!
Y, no obstante, qué triste es el haber soñado
no perecer del todo, un poco haber salvado
y dejar algo nuestro en las barcas humanas.

Lo que hay en mí de rosa siento que desflorece,
siento que se marchita y lo arrancan de mí...
Mi sangre no circula, deshojarse parece,
es noche y tengo sueño, el sueño de morir.

(Poemas escritos por Georges Rodenbach)


Tumba del escritor en el cementerio parisino de Père-Lachaise