jueves, 16 de octubre de 2014

Las condiciones de la textualidad


LAS PROPIEDADES TEXTUALES

COHERENCIA

Un texto es un conjunto sígnico coherente. La coherencia es su propiedad básica. Todas las proposiciones de un texto se supeditan a un tema. Las distintas facetas o aspectos del mismo se desarrollan en sus párrafos como subtemas. La coherencia depende de la correcta organización y distribución de la información acerca de un tema determinado, importando la calidad de la misma, es decir, la presentación ordenada de los contenidos, la claridad y la progresión adecuada, así como la cantidad de información y su estructura.
En la coherencia textual influye el conocimiento del mundo que poseen el emisor y el receptor, así como las expectativas creadas por el marco elegido, esto es, por el tipo de texto, su finalidad y la situación comunicativa en la que se formula. Las presuposiciones de un texto son las proposiciones implícitas que un emisor supone que el receptor conoce. Las implicaciones son las informaciones adicionales de un texto que forman parte de su contexto.


COHESIÓN

La cohesión está relacionada con la conexión semántica de los elementos del texto y los mecanismos de referencia y deixis o señalización. La referencia es el mecanismo de alusión a algún elemento mencionado en el texto o relativo a la situación comunicativa en que se produce. La referencia puede ser situacional (referida a un objeto fuera del texto) o textual (relativa a un elemento dentro del texto). En este último caso comprende a la anáfora y la catáfora, según el elemento se relaciones con otro anterior o posterior a él.
La deixis es un mecanismo lingüístico que señala el quién (deixis personal), el dónde (deixis espacial) y el cuándo (deixis temporal). Los elementos deícticos adquieren significado en el texto, por lo que su significado es ocasional. Por ejemplo: un pronombre significará el sustantivo al que se refiera en cada momento puntual.
La sustitución es el reemplazo de un elemento por otro, mientras que la elipsis es su omisión. La isotopía es la repetición de unidades lingüísticas relacionadas entre sí por su forma o su significado. La isotopía gramatical consiste en repetir elementos de una misma categoría (sustantivos, adjetivos, verbos…), la isotopía semántica trata de palabras agrupadas en un mismo campo semántico y la isotopía fónica alude a mecanismos repetitivos sonoros como la rima y la aliteración. La cohesión se garantiza por la reiteración, ya sea por repetición de palabras, uso de equivalencias léxicas, sinónimos, merónimos (palabras que constituyen una parte del significado total, como “dedo” respecto a “mano”), hiperónimos o hipónimos. Las formas verbales empleadas expresan la cohesión temporal al sustentar la sucesión cronológica de los hechos y guardar una correlación lógica a lo largo del discurso. En un texto bien cohesionado se mantiene el eje temporal elegido y se atiende a la concordancia de los tiempos.


Los recursos especiales para estructurar los textos se denominan marcadores discursivos. Estos son unidades lingüísticas invariables que no cumplen ninguna función sintáctica pero sirven como estructuradores del discurso. Contribuyen a otorgar unidad al texto y se clasifican en conectores (aditivos “además, incluso, encima…”, consecutivos “por tanto, por consiguiente, en consecuencia…” y contraargumentativos “en cambio, por el contrario, sin embargo…”), operadores argumentativos (reforzadores: “en realidad, en el fondo, de hecho”; o concretadores: “por ejemplo, en particular, en concreto”), estructuradores de la información (presentadores: “pues, pues bien, dicho esto…”; ordenadores: “en primer lugar, en segundo lugar, por otra parte…”; o introductores de un comentario lateral: “por cierto, a propósito, a todo esto, dicho sea de paso…”), reformuladores (aclaradores: “o sea, es decir, esto es…”; correctores: “mejor dicho, más bien, de todos modos, en cualquier caso…”; o recapituladores: “en suma, en conclusión, en resumen…”) y marcadores conversacionales “claro, desde luego, vale, venga, mira, oye, por favor, ya, me da la impresión, eh, venga…”).


ADECUACIÓN

La adecuación es el cumplimiento de las normas  que afectan a la constitución del texto en relación con el receptor, el tema y la situación. Un texto debe adecuarse al receptor, esto es, adaptarse a su capacidad de comprensión léxica para ser entendido. En la medida de lo posible debe ceñirse a un tema y no divagar alrededor de éste. Por último, debe utilizar un registro lingüístico formal o informal según la situación lo requiera.
Un texto puede ser apropiado o inapropiado en relación con el receptor o destinatario, adecuado o inadecuado respecto al tema tratado, y oportuno o inoportuno según la situación. Los textos científicos tienden a usar un vocabulario monosémico y dejar al margen la subjetividad en la medida de lo posible. La tradición establece normas de adecuación precisas para las expresiones de saludo o despedida, pésame o felicitación, etc.

Las propiedades textuales básicas son:
la coherencia, la cohesión y la adecuación

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