LAS MODALIDADES TEXTUALES
(TIPOS DE TEXTO SEGÚN SUS CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS)
INTRODUCCIÓN
Los textos presentan cuatro
modalidades textuales básicas: narración, descripción, exposición y
argumentación. Pueden aparecer solas o combinadas, tanto en la lengua oral como
en la escrita, y están presentes en todas las clases de textos según su ámbito
de uso: textos literarios, científicos, técnicos, humanísticos, jurídicos,
administrativos, periodísticos y publicitarios. El texto dialogado, de
frecuente aparición en las narraciones, podría considerarse una quinta
modalidad propia del teatro, y por tanto, más concebida para su representación
escénica que para su lectura.
El maravilloso poema homérico significa el cimiento literario de la civilización europea y occidental. Consiste en veinticuatro cantos escritos en el siglo VIII a. de C. que recogían una tradición oral previa. Es el paradigma de la narración escrita en verso por excelencia
TEXTOS NARRATIVOS
La narración consiste en el
relato de unos hechos o acciones que suceden en un tiempo y espacio
determinados afectando a unos personajes. Puede ser real o ficticia. Su
finalidad es la de informar, entretener, explicar o persuadir. Se trata de la
modalidad más frecuente en los actos comunicativos, y especialmente en los
textos literarios. Suele incluir descripciones de espacios y personajes además
de diálogos.
Los elementos básicos de la narración
son los personajes, las acciones, el espacio y el tiempo. La estructura básica
de una unidad narrativa es la de un estado o situación inicial como punto de
partida, un conflicto o peripecia que altera esa situación o la desarrolla, y
una resolución o desenlace que desembocará en unj estado o situación final.
Las funciones del lenguaje
predominantes en la narración vienen a ser la referencial o representativa,
puesto que relata acontecimientos de la realidad extralingüística; y la poética
o estética, dado que emplea recursos expresivos y organiza la historia relatada
de una manera peculiar.
A nivel morfosintáctico la
narración utiliza predominantemente para el relato de acciones las frases
enunciativas y los verbos predicativos, las oraciones coordinadas (copulativas
y adversativas), o las subordinadas de tiempo, causa, consecuencia y finalidad.
Para situar los hechos en el tiempo y el espacio recurre, sobre todo, al uso
del pretérito perfecto simple (amé) y el pretérito perfecto compuesto (he
amado), el pluscuamperfecto (había amado) y el presente de indicativo (amo), así
como también a los complementos circunstanciales de tiempo y lugar. Para
presentar enunciados o pensamientos hace uso del estilo directo (“Ya no vendrá”,
me dijo), indirecto (Me dijo que no quiere verme más), e indirecto libre (No
quería verme más).
En el nivel léxico-semántico la
narración recurre a los verbos de acción (gritar, llorar, partir…) y movimiento
(ir, venir, salir, entrar…), los pronombres anafóricos (demostrativos: este,
ese, aquel…, posesivos: mío, tuyo, suyo, nuestro, vuestro…, personales: yo, tú,
él, nosotros, vosotros, ellos, lo, la, le, les, los, las, me, te, se…), los
adjetivos descriptivos (arrogante, moreno, cariñoso, alto, confiado,
introvertido…) y especificativos (elegante, limpio, cómodo, ameno), la deixis (personal,
temporal y espacial), además de los adverbios de tiempo, modo y lugar para
relatar las acciones, mientras que para reproducir enunciados utiliza verbos de
lengua o declarativos (decir, exclamar, responder, aclarar, preguntar,
replicar, contestar…).
Los textos narrativos se valen de
conectores como mecanismos de cohesión o marcas que ordenan el progreso del
discurso (marcadores de apertura: en primer lugar… en segundo lugar, de un lado…
por otro, por una parte… por otra, etc.; marcadores de continuidad: igualmente,
después, del mismo modo, etc.; marcadores de cierre: por último,
definitivamente, finalmente, en conclusión, etc.), y las marcas que conectan
argumentos (conectores de actitud: desgraciadamente, afortunadamente, por
suerte…; conectores de adición o añadidura: incluso, además, y es más…; conectores de comparación: tanto como, al igual que, así mismo…; etc.).
TEXTOS DESCRIPTIVOS
La descripción es la
representación lingüística de objetos, seres, sentimientos, paisajes o
procesos, reales o ficticios. Sus fines son los de informar, explicar y
argumentar. Suele ser complementaria de las otras modalidades textuales: la
narración, la exposición y la argumentación.
En este tipo de textos se
describen cualidades, partes, funciones, circunstancias espacio-temporales y
relaciones de un objeto o ser con respecto a otro. La perspectiva del emisor
puede ser objetiva (textos científicos, técnicos, instructivos, informativos) o
subjetiva (textos literarios, epistolares, periodísticos de opinión). Si el
objeto descrito y el emisor permanecen inmóviles, la visión será pictórica; si
el objeto es móvil y el emisor inmóvil, la visión será cinematográfica; y si el
objeto aparece inmóvil y el emisor en movimiento, la visión se denominará topográfica.
Las funciones del lenguaje
predominantes en la descripción vendrán a ser la referencial (si la descripción
es objetiva), o la expresiva y la poética (si la descripción es subjetiva).
A nivel morfosintáctico en los
textos descriptivos predominan las oraciones enunciativas con un alto índice de
verbos atributivos, sustantivos, sintagmas nominales, aposiciones, adjetivos o
construcciones equivalentes. los verbos más frecuentes aparecen en tiempo presente
(amo) o pretérito imperfecto de indicativo (amaba). Se utilizan con profusión
los complementos circunstanciales de lugar, tiempo y modo. El emisor tiende a
desaparecer tras la 3ª persona verbal, aunque a veces se incluye en la 1ª
persona del llamado plural de modestia con intenciones didácticas cuando la
descripción es objetiva. En la descripción subjetiva hay referencias al emisor
con el uso de la 1ª persona en pronombres, verbos y determinantes posesivos,
pudiendo hacer acto de presencia las oraciones exclamativas.
Desde el punto de vista
léxico-semántico se usan verbos de naturaleza, estado o pertenencia, adjetivos
especificativos, descriptivos o de relación y pertenencia, el presente
atemporal, tecnicismos y un léxico preciso con carácter denotativo si la
descripción es objetiva. Si es subjetiva, se observarán adjetivos explicativos
y ponderativos o valorativos, un léxico connotativo y el apropiado empleo de
recursos expresivos.
TEXTOS EXPOSITIVOS
La exposición es la explicación o
desarrollo de un tema de forma clara, ordenada y coherente. Puede ser oral o
escrita y aparecer combinada con la argumentación, la narración y la
descripción. Su finalidad es transmitir información. Su estructura básica responde
a la presentación de un tema que luego es desarrollado hasta alcanzar una
conclusión. Su orden es deductivo cuando parte de afirmaciones generales para
llegar a casos particulares, e inductivo cuando se plantean casos particulares
para llegar a una afirmación general. La función del lenguaje más frecuente en
la exposición es la referencial, dado su carácter informativo y formal. En el
nivel morfosintáctico emplea oraciones enunciativas e interrogativas con fines
didácticos, la tercera persona verbal y la primera persona del plural para
incluir al receptor, las oraciones impersonales (“Se habla mucho del virus del
ébola”) y las construcciones pasivas reflejas (“En 1939 se hundió el Admiral
Graf Spee”), todo ello para expresar objetividad, mientras que para desarrollar
la explicación recurre a sustantivos, sintagmas nominales, incisos
aclaratorios, aposiciones, adjetivos o estructuras equivalentes, subordinadas
causales, finales y consecutivas. En el nivel léxico-semántico utiliza el
presente de indicativo con sentido atemporal y un léxico denotativo con
abundancia de conceptos abstractos y tecnicismos.
TEXTOS ARGUMENTATIVOS
TEXTOS ARGUMENTATIVOS
La
argumentación es una secuencia textual en la que se articulan razones para
justificar o demostrar una determinada afirmación. Se plantea sobre opiniones,
creencias y valoraciones polémicas en las que puede haber discrepancias. Puede
formar parte de los textos expositivos y está presente en distintos géneros
orales y escritos. Su finalidad es convencer o persuadir al receptor para que
actúe o esté de acuerdo con lo que se afirma, por lo que predominará la función
conativa o apelativa en este tipo de textos.
Su
estructura básica consta de cuatro partes: tema, tesis, desarrollo y
conclusión. Los tipos de textos más comunes son los de causa, analogía o
comparación, contraste, consecuencia, de autoridad, de ejemplificación, de
datos, de verdad evidente y de generalización. Los argumentos falsos se
denominan falacias porque pretenden ser válidos y no lo son. Existen falacias
de ataque personal (argumentos ad hominem:
“ese hombre no sabe lo que dice”), de recurso a la compasión (“no se lo digas a
nadie, sería fatal”), de falsa relación
de causalidad (“no juego porque el entrenador me tiene manía”), de falsa
autoridad (“me lo dijo mi mejor amiga”), de generalización (“todos los hombres
son iguales”), de circularidad (“es así porque así es”) y de argumentación
demagógica (“si me votáis os solucionaré los problemas”).
A
nivel morfosintáctico el desarrollo argumentativo se vale de oraciones
enunciativas a veces complejas (sobre todo coordinadas adversativas y
subordinadas) e interrogativas. Entre las subordinadas a las que recurre con
más frecuencia están las adjetivas, causales, consecutivas y condicionales.
Para expresar objetividad usa la 3ª persona o la 1ª del denominado plural de
modestia con la intención de implicar al receptor. Cuando trata de expresar
subjetividad recurre a las oraciones interrogativas y a las imperativas.
A nivel semántico emplea con profusión verbos alusivos
al discurso y al razonamiento, a consecuencias y causas. Su léxico es variado y
abundan los sustantivos abstractos, los tecnicismos, los adjetivos
especificativos descriptivos o valorativos y los adverbios modales ponderativos
(seguramente, probablemente, ciertamente…). Suele emplear recursos expresivos
de carácter literario. Los principales marcadores del discurso argumentativo
son los ordenadores (en primer lugar/en segundo lugar, por un lado/por otro
lado, principalmente/finalmente), comentadores (pues bien, así las cosas, de
modo que), digresores (por cierto, a propósito, precisamente), consecutivos
(por tanto, por consiguiente, así pues), contraargumentativos (por el
contrario, en cambio, no obstante), explicativos (o sea, es decir, mejor
dicho, más bien), distanciadores (en todo caso, en cualquier caso, de
cualquier manera), recapitulativos ( en conclusión, en definitiva, al fin y
al cabo, en resumen), de concreción (por ejemplo, en particular) y de
actitud (desgraciadamente, afortunadamente, menos mal que).
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