domingo, 12 de octubre de 2014

Comentario de un texto periodístico


NO HAY CAPITALISMO
SIN CONSUMIDORES

Nick Hanauer, un riquísimo estadounidense que hizo su fortuna como uno de los primeros inversores en el gigante de la distribución "Amazon", ha comprendido que no puede haber capitalismo si faltan los consumidores. Hanauer, actualmente al frente de la firma de inversiones "Seconde Avenue Partners", con sede en Seattle, la ciudad de la costa Oeste de EE.UU. siempre en vanguardia de todos los movimientos sociales, así se lo ha advertido a quienes han amasado como él grandes fortunas.
De no corregirse la actual tendencia al crecimiento de la desigualdad, lo mismo en Estados Unidos que en el resto del mundo, vendrán con "horcas" a por los ricos, escribió hace algún tiempo en un artículo publicado por la revista "Político" que causó sensación. Hanauer se refería con esa poderosa y un tanto exagerada imagen a una revolución popular como la que acabó con la aristocracia en Francia o con el zarismo en Rusia.
Ese inversor de origen alemán no es por supuesto ningún revolucionario y sólo quiere salvar el capitalismo con un regreso a los tiempos de Henry Ford, empresario que debería ser, dice, "nuestro modelo". Ford comprendió en su día que sus trabajadores no eran sólo una mano de obra barata a la que explotar, sino que eran también consumidores. Y había que pagarles unos salarios dignos, de modo que pudiesen comprar ellos también un día los automóviles que salían de las cadenas de montaje en las que trabajaban.
Eso de que si se bajan los impuestos a los ricos, todos, también los pobres, saldrán beneficiados -la llamada "economía del goteo" del conservador Ronald Reagan- es para Hanauer una especie de cuento de la lechera. La ley fundamental del capitalismo, sostiene Hanauer, es que si los trabajadores tienen más dinero disponible, las empresas podrán contar también con más clientes. Parece una verdad de Perogrullo.



Quien crea realmente empleo es la clase media gracias al consumo. No son los capitalistas. Porque un supermillonario no puede comprarse un automóvil, un yate o diez trajes nuevos cada día. De ahí que Hanauer propusiese un salario mínimo de 15 dólares la hora en Estados Unidos -aproximadamente el doble del actual- de modo que la masa de los trabajadores de aquel país pudiese volver a consumir y que dejase de haber eso que llaman en inglés "working poors", es decir, trabajadores que no llegan con sus ingresos a fin de mes.
Hanauer no se limitó a las palabras, sino que decidió apoyar con su dinero una campaña en la pequeña ciudad de SeaTac, en la que los empleados del aeropuerto local trabajaban por salarios de dumping. En aquella localidad se organizó un referéndum, que ganaron los partidarios de doblar el salario mínimo, y aquel fue el comienzo de un movimiento que prendió luego en Seattle, cuyo Ayuntamiento aprobó también una medida de ese tipo, y que va teniendo cada vez más partidarios en todo el país. Kshama Sawant, la primera concejal socialista del Ayuntamiento de Seattle desde 1916, lo atribuye a las protestas de los trabajadores de los restaurantes de comida rápida y al movimiento "Occupy Wall Street", el equivalente de nuestros "indignados".
Para el multimillonario Hanauer no se trata, como es obvio, de superar el capitalismo, sino de salvarlo de los propios capitalistas. Porque no se puede tolerar, dice, que en las tres últimas décadas, los ingresos de los directivos de empresas hayan crecido 125 veces más que los de los trabajadores. Y si hace treinta años, un directivo ganaba treinta veces más que el salario medio de sus empleados, hoy ingresa 500 veces más. Y que se sepa, las empresas no eliminan a esos directivos o los deslocalizan a China como hacen con las fábricas.

(Artículo de opinión escrito por Joaquín Rábago y publicado
en el periódico “La Provincia” el jueves 11 de septiembre de 2014)


Joaquín Rábago
(Periodista)

COMENTARIO DE TEXTOS

1. Justificación textual:

Estamos ante un texto periodístico de opinión con carácter fundamentalmente expositivo y secundariamente argumentativo. La mayor parte del discurso textual lo dedica el autor a exponer razonamientos ajenos con los que se sobreentiende que está de acuerdo. Estos argumentos de autoridad provienen de tres figuras relevantes en el mundo financiero (Nick Hanauer), empresarial (Henry Ford) y político (Kshama Sawant).

2. Contextualización:

En líneas generales, la idea central expuesta por Joaquín Rábago está anclada en la segunda etapa de la evolución del capitalismo. Recordemos que la primera se caracterizaba por poner el acento en la producción de manufacturas a partir de la explotación de materias primas. La segunda hace hincapié en la mejora salarial del proletariado sentando las bases de la sociedad consumista, pero la tercera fase en ciernes comienza a caracterizarse por la virtualidad de los productos al alcance de quienes puedan adquirirlos, quedando una importante masa de obreros sin alta cualificación fuera del sistema productivo, y por ende, consumista.
Este artículo de opinión viene a ser la reivindicación nostálgica y lógica de unos modos de producción y consumo que tras la II Guerra Mundial brindaron una notable prosperidad a los países del bloque occidental en lo que se conoció como el denominado Estado del Bienestar.

3. Título, autor, lugar y fecha:

Joaquín Rábago es un colaborador habitual y brillante del periódico de ámbito regional "La Provincia". Esta columna apareció publicada el jueves 11 de septiembre del año en curso (2014), casualmente cuando se cumplía el decimotercer aniversario del macroatentado terrorista contra las Torres Gemelas de Nueva York, episodio histórico al que no rinde homenaje y con el que no guarda relación alguna.

4. Elementos de la comunicación:

El emisor es Joaquín Rábago. Los receptores son los lectores del periódico "La Provincia". El canal es el soporte de papel en el que está impreso, o bien la pantalla de un monitor si se lee en la red. El código es el del idioma español formal o estándar. Y el contexto vendría a ser el de los inicios o vislumbres de la salida de la grave crisis económica que aún seguimos atravesando.

5. Funciones del lenguaje:

La función predominante es la referencial o representativa, dado su carácter primordialmente expositivo; y en segundo lugar la conativa o apelativa, como corresponde a los textos argumentativos, puesto que pretende inducir una determinada acción: la de favorecer el aumento del poder adquisitivo de los trabajadores.




6. Tema:

El motivo principal del texto queda explícito en su título y podría reformularse así: "El engranaje capitalista requiere clientes que adquieran los bienes de consumo que elabora o fabrica para no colapsarse y poder subsistir".

7. Tesis:

La postura defendida por el articulista es que hay que mejorar las condiciones laborales de los asalariados para que disminuyan las diferencias de clase y exista más equilibrio y justicia social, al tener la posibilidad la gente humilde de adquirir productos que mejoren su bienestar o calidad de vida.

8. Estructura:

El texto está estructurado de manera analítica o deductiva, pues se expone el tema principal en el primer párrafo ("no puede haber capitalismo si faltan los consumidores"), y luego se desarrollan los datos y argumentos que justifican la tesis defendida por el autor a partir de esta idea nuclear.

9. Resumen:

Joaquín Rábago se sustenta en las ideas manifestadas por un financiero, Nick Hanauer, para afirmar que el sistema económico capitalista requiere de dotar con poder adquisitivo a los consumidores para poder subsistir. Las mismas fuerzas productivas, para ser consumistas, necesitan ingresar unos emolumentos que les permitan adquirir lo que producen. Ya lo vio así Henry Ford a inicios del siglo XX, y desde entonces para acá han ido empeorando las diferencias de clase en los ingresos. Es necesario establecer, al menos, un mínimo salarial para evitar la pobreza en la ciudadanía que dispone de empleo, puesto que sus sueldos son tan bajos que les impiden llegar a fin de mes.

10. Importancia y actualidad del tema:

Sin duda alguna, el tema abordado adquiere una enorme relevancia por la preocupación que suscita la economía en los ciudadanos, y más en un contexto de recesión y amenaza de deflación. Además, es un asunto de tan candente actualidad que implica a entidades comunitarias como el Banco Central Europeo, el cual recientemente disminuyó el precio del dinero al 0'05% en un intento de reactivar la inversión y procurando, de esta forma, debilitar los incentivos bancarios de los intereses retribuidos a los depósitos de capital, tanto privado como societario. A nivel nacional, la recuperación económica es también un caballo de batalla y casi una obsesión gubernamental, de manera que los últimos Presupuestos Generales del Estado incrementan la inversión en obra pública para mejorar las perspectivas sobre la salida de la crisis en el año 2015, intentando contrarrestar así las previsiones más pesimistas de quienes la posponen para el año 2018.

11. Tipos de argumentos:

El recurso al argumento de autoridad es el más socorrido en este texto. El autor se escuda tras Nick Hanauer en al menos cinco ocasiones ("no puede haber capitalismo si faltan los consumidores", "de no corregirse la actual tendencia [...] vendrán con horcas a por los ricos", "si los trabajadores tienen más dinero disponible, las empresas podrán contar también con más clientes", "la economía del goteo es [...] una especie de cuento de la lechera", "No se trata [...] de superar el capitalismo, sino de salvarlo"), para luego hacer lo propio con Henry Ford ("los trabajadores no eran sólo una mano de obra barata, sino que eran también consumidores"), y Kshama Sawant (quien atribuye el comienzo del movimiento a favor de doblar el salario mínimo a las protestas de los trabajadores de restaurantes de comida rápida y al movimiento "Occupy Wall Street", equivalente al de los indignados en España). 
Rábago también utiliza un argumento que toma de Nick Hanauer y resulta ser de analogía histórica espacial y temporal ("una revolución popular como la que acabó con la aristocracia en Francia o con el zarismo en Rusia"), argumentos lógicos, positivos y de generalización ("quien realmente crea empleo es la clase media gracias al consumo", [argumento de generalización porque establece un juicio totalizador y positivo que refuerza la tesis del autor], "porque un supermillonario no puede comprarse un automóvil, un yate o diez trajes nuevos cada día", [argumento lógico de causa-consecuencia porque ofrece una relación causal entre dos hechos]), y argumentos de hecho ("un referéndum que ganaron los partidarios de doblar el salario mínimo"), de datos ("los ingresos de los directivos han crecido 125 veces más que los de los trabajadores", "si hace treinta años un directivo ganaba 30 veces más que [...] sus empleados, hoy ingresa 500 veces más"), y de ejemplificación ("las empresas no eliminan a esos directivos o los deslocalizan a China como hacen con las fábricas").




12. Análisis de los recursos lingüísticos:

Fonéticamente apenas hay algo destacable, como no sea el uso de términos en inglés cuya pronunciación difiere de su ortografía, caso de "Occupy Wall Street" (['okjupai-wo:l-stri:t]), "dumping" (['d^mpin]) o "working poors" (['we:kin-pue*s]).
En el plano morfosintáctico Rábago recurre al uso de dos aposiciones explicativas o aclaratorias para informarnos de quién es Nick Hanauer, la principal autoridad en la que se sustenta el texto ("un riquísimo estadounidense...", "actualmente al frente de la firma de inversiones..."). El uso de los tiempos verbales comienza con el pasado (pretérito perfecto compuesto "ha comprendido", "ha advertido", pretérito perfecto simple "escribió", "causó", pretérito imperfecto "se refería") para luego apoyarse en un presente intemporal que le sirve de generalización ("no es...", "quiere salvar", "se bajan los impuestos", "sostiene Hanauer", "quien crea realmente empleo", "no puede comprarse", "trabajadores que no llegan", "lo atribuye", "no se trata", "no se puede tolerar", "hoy ingresa", "las empresas no eliminan... o deslocalizan..."). Entretanto, vuelve a emplear el pretérito imperfecto ("trabajaban", "ganaba treinta veces"), el pretérito perfecto simple ("limitó", "decidió", "se organizó", "fue el comienzo", prendió", "aprobó"), e incluso el pretérito imperfecto de subjuntivo ("propusiese", "dejase") y el pretérito perfecto compuesto de subjuntivo ("haya crecido").
En cuanto a las construcciones sintácticas, predominan las subordinadas sustantivas o completivas de las que se llegan a contabilizar hasta diecinueve ("Hanauer ha comprendido que...", "lo ha advertido a quienes...", "se refería a [...] una revolución...", "quiere salvar el capitalismo...", "[Ford] comprendió en su día que...", "y había que pagarles...", "de modo que pudiesen comprar...", "eso de que si se bajan los impuestos...", "la ley [...] es que...", "es [...] una especie de cuento de la lechera", "es que si los trabajadores tienen...", "de ahí que propusiese un salario mínimo... de modo que la masa de los trabajadores...", "y que dejase de haber...", "sino que decidió apoyar...", "no se trata de superar el capitalismo", "sino de salvarlo de los propios capitalistas", "dice, que en las tres últimas décadas...", "y que se sepa..."), seguidas de doce construcciones adjetivas o de relativo ("en un artículo publicado por la revista Político, que causó sensación" [antecedente: artículo], "Henry Ford, empresario que..." [antecedente: empresario], "mano de obra barata a la que explotar" [antecedente: mano de obra barata], "automóviles que salían..." [antecedente: automóviles], "cadenas de montaje en las que trabajaban..." [antecedente: cadenas de montaje], "de haber eso que llaman en inglés..." [antecedente: eso], "trabajadores que no llegan con..." [antecedente: trabajadores], "ciudad de SeaTac en la que los empleados...", [antecedente: ciudad de SeaTac], "un referéndum, que ganaron..." [antecedente: referéndum], "un movimiento que prendió luego..." [antecedente: movimiento], "Seattle, cuyo ayuntamiento..." [antecedente del relativo y posesivo "cuyo" es "Seattle"], "y que va teniendo cada vez más..." [antecedente: movimiento]).



Apenas hay oraciones enunciativas simples: "Quien crea realmente empleo" [que sirve de sujeto a] "es la clase media gracias al consumo" [y de atributo elidido a] "no son los capitalistas (quienes crean realmente empleo)" . Realmente, la única oración simple en puridad que aparece en el texto es ésta: "Parece una verdad de Perogrullo" (vocablo que proviene de "Pedro Grullo", personaje paremiológico de carácter cómico y origen incierto).
En cuanto a las subordinadas adverbiales, se aprecian algunas condicionales ("de no corregirse la actual tendencia...", "si los trabajadores tienen más dinero disponible...", "si hace 30 años un directivo ganaba..."), causales ("porque un supermillonario no puede...", "porque no se puede tolerar..."), y comparativas ("como la que acabó con la aristocracia...", "como hacen con las fábricas...").
En cuanto a las coordinadas, apenas cabe destacar dos adversativas ("no eran sólo una mano de obra barata... sino que eran también consumidores", "no se trata de [...] superar el capitalismo, sino de salvarlo..."
En lo que corresponde al plano semántico, se observan dos campos léxicos alrededor de los cuales se dota de cohesión y coherencia al texto. En primer lugar, el de la economía (empleo, consumo, salario mínimo, dólares, ingresos, empleados, salarios de dumping, multimillonario, supermillonario, directivos, empresas, deslocalizan, fábricas, riquísimo, fortuna, inversores, capitalismo, consumidores, inversiones, crecimiento, desigualdad, ricos, empresario, trabajadores, mano de obra barata, consumidores, pagar, salarios, comprar, cadenas de montaje, impuestos, "economía del goteo", dinero, clientes), y en segundo lugar, el de las clases sociales (aristocracia, zarismo, revolución popular, revolucionario, trabajadores, mano de obra barata, ricos, pobres, clase media, supermillonario, masa de los trabajadores, "working poors", empleados, multimillonario, directivos de empresas).
Asimismo, seis familias léxicas son fácilmente detectables: inversor, inversores, inversiones/ricos, riquísimo/trabajadores, trabajaban/empresas, empresario/capitalistas, capitalismo/consumir, consumidores. Por lo que respecta a los sinónimos, aparecen los siguientes: "clientes = consumidores", "localidad" = "ciudad", "comprar" = "consumir", "trabajadores" = "empleados", "riquísimo" = "multimillonario" = "supermillonario". Por su parte, solamente se explicitan tres parejas de antónimos: "ricos"/"pobres", "empresario"/"trabajador(es)", "directivos"/"empleados", mientras que se dan diez repeticiones léxicas (directivo, salarios, ingreso, capitalismo, trabajadores, capitalistas, ciudad, Seattle, Hanauer, empresas) y dos equivalencias  ("pobres" = "trabajadores que no llegan con sus ingresos a fin de mes", "movimiento Occupy Wall Street" = "indignados españoles").
En el plano textual el autor hace uso de un marcador de consecuencia ("de ahí que...") repitiendo dos veces otro, concretamente la locución conjuntiva "de modo que" ("de modo que pudiesen comprar...", "de modo que la masa de los trabajadores de aquel país..."). En el resto del texto se vale de marcadores condicionales ("de no corregirse...", "y si hace 30 años..."), causales ("porque no se puede tolerar...") o de ejemplificación ("eso de que..."), absteniéndose en muchos párrafos del uso de conectores discursivos lógicos y empleando la deixis personal anafórica ("Nick Hanauer...", "Hanauer, actualmente al frente de...", "Ese inversor...", "Hanauer no se limitó...").

13. Deixis (elementos anafóricos y catafóricos):

Aparecen elementos catafóricos como "eso que llaman working poors" o "quien crea empleo es la clase media", porque tanto el pronombre demostrativo "eso" como el relativo "quien" aluden a un elemento que aparecerá posteriormente en el discurso ("eso" = "working poors", "quien" = "clase media"). Como casi siempre sucede, abundan más los elementos anafóricos que aparecen reflejados en los pronombres relativos ("referéndum que...", "movimiento que...", "artículo publicado [...] que...", etc.). En cuanto a la deixis personal y espacial, la mención a "Nick Hanauer" señala hacia el orbe financiero norteamericano. Por otra parte, fijándonos en la deixis temporal llama la atención el uso del presente atemporal para dictaminar generalizaciones ("Quien crea empleo es la clase media", "un supermillonario no puede...", "las empresas no eliminan a esos directivos o los deslocalizan...").



14. Comentario crítico personal:

El problema con que se tropiezan los razonamientos esgrimidos por Joaquín Rábago estriba en que no se pueden aumentar los salarios ateniéndonos solamente al aumento del poder adquisitivo sin fijarnos en otros elementos en juego. Por supuesto que todos desearíamos disponer de mayor masa salarial para mejorar nuestro nivel de vida, pero el incremento del sueldo debe siempre ir unido a una mayor productividad o a una subida del valor de lo producido porque, de lo contrario, estaríamos creando una burbuja artificial de beneficios que, al carecer de base real, nos conduciría a los números rojos y a la bancarrota. Aquí hay un conflicto entre el deseo y la realidad. Y una negligencia gravosa por parte de directrices políticas irresponsables que han inculcado la cultura del espectáculo sin ir acompañado del esfuerzo.
Pongamos como ejemplo la esfera del mundo de los libros. Un editor no puede pagar más a un escritor, un traductor, un impresor o un distribuidor si el margen de beneficio es estrecho y además sus libros no se venden. O no puede aumentarles el precio. Sufrimos una crisis sistémica, de modelo de producción y consumo, y no meramente coyuntural, porque en el caso del libro tradicional de papel entran en liza las descargas ilegales o las ventas a muy bajo coste. ¿Puede aumentarse unilateralmente el porcentaje que ingresan los actantes intervinientes en la cadena de producción que va desde la mesa del escritor a los anaqueles de las librerías? No. Si se hace, la quiebra es segura.
Para terminar de ocasionar un perjuicio irreparable, los gobiernos han cultivado con todo tipo de dejación de responsabilidades la incultura del cutrerío televisivo en favor del mercantilismo que proporcionan las audiencias mayoritarias, aquellas que captan el pastel publicitario. Si a esto le añadimos los casos de corrupción de la casta en el poder y el odio ancestral de la plebe a la cultura que se percibe en España, obtenemos un país en el que la población cultiva la picaresca de pretender vivir sin dar golpe aunque, cómo no, plenamente instalada en la cultura de la queja y la perpetua reivindicación de derechos saltándose los deberes a la torera.
En esa línea argumentativa, que puede resultar un tanto demagógica y populista, parece deslizarse el texto de Joaquín Rábago. Sí, está muy bien. Es miel para los oídos lo que le escuchamos. Si fuera un candidato, arderíamos en deseos de votarle. “Todos queremos más, y mucho más” como decía una antigua canción que escuchábamos hace más de tres décadas en la radio. Ahora bien: ¿de dónde saldría esa riqueza a repartir? ¿En qué parámetros nos basaríamos para aumentar los sueldos? Si no exportamos más, si no producimos mercancías de mayor valor, seguiremos a expensas del turismo visitante como gran motor de la economía nacional. Y desde luego, si estuviéramos mejor educados, si valorásemos más una obra de teatro, una ópera, una película de calidad o un buen libro, estaríamos muchísimo más dispuestos a pagar un precio más alto por ir a un auditorio, una sala de proyecciones o por alimentar nuestras bibliotecas. Como en el fondo lo que padecemos se agrava por vivir desorientados en medio de una crisis de valores espirituales, humanos, éticos, religiosos, artísticos y de todo tipo, un idioma tan extendido como el español -con más de 500 millones de consumidores potenciales- no hemos sabido aprovecharlo. Podíamos haber disfrutado de una potente industria cultural y lo que hemos hecho, subiendo el IVA hasta el 21% a este tipo de productos desde el gobierno, o pirateándolos como se hace de modo popular, lo que tenemos es una ciénaga que se va enfangando porque cada año que pasa disminuye el músculo intelectual en favor de la codicia materialista rampante y la  telebasura del cotilleo.

15. Conclusión:

Es un brillante artículo en la línea de su autor, quien goza de un aquilatado prestigio porque siempre trae a colación temas interesantes y actuales analizados de manera inteligente, bien documentada y desde una peculiar perspectiva. En realidad, la difusión de sus escritos alcanza un gran espacio a nivel nacional porque sus columnas aparecen en varias cabeceras pertenecientes al grupo “Editorial Prensa Ibérica”, como por ejemplo el “Diario” de Mallorca, Orense o Gerona, “La Opinión” de Málaga, Tenerife o La Coruña, y así hasta una quincena de periódicos de información general diferentes. Habida cuenta su calidad constante y sin desfallecimientos, bien merecido tiene el renombre que está adquiriendo. 


Mermando el poder adquisitivo de los ciudadanos lo que se consigue es colapsar el sistema de producción y consumo interno en que se basaba el capitalismo hasta que la globalización propiciada por internet abrió de manera drástica el mercado mundial a los productos de las empresas

No hay comentarios:

Publicar un comentario