jueves, 7 de enero de 2016

Objetivo: frenar el comunismo con las drogas

Costó 5 millones de dólares y sólo recaudó la mitad
 
KILL THE MESSENGER
(“MATAR AL MENSAJERO”)
(2014)
 
Mezcla de docudrama, thriller político y biopic conspiranoico  más apropiado para la televisión que para el cine. Parece como si los autores de esta película le temieran a la CIA, porque al final no se atreven a filmar la muerte del protagonista Gary Webb, quien apareció sin vida el 10 de diciembre de 2004 con dos balas en la sien, tras siete años inhabilitado en su profesión de reportero por haber metido las narices en asuntos que afectaban a la seguridad nacional de su país. La CIA le dio carpetazo como suicidio a este caso, pero es difícil que un suicida se incruste dos balas en el cerebro, o lo que es lo mismo, que se dispare por segunda vez.
 

Jeremy Renner
(Modesto, California, 1971)
Se le ve más paseando que en el trabajo duro propiamente dicho, al igual que más preocupado por su narcisismo que por la humildad de su cometido
 
Todo el mundo que vivió los años 80, o que esté medianamente informado, conoce el caso de Oliver North y la financiación ilegal de la “contra” nicaragüense con dinero obtenido de la venta de armas a Irán. Aquí lo que se escenifica es que aquel asunto fue aún más turbio, puesto que se empleó dinero del narcotráfico con el mismo propósito. Es decir, que se dejó traficar con “crack” y cocaína sin importar la salud ni la vida de los jóvenes norteamericanos que la consumían, especialmente en la ciudad de Los Ángeles. Y todo esto junto al cinismo de haber creado la DEA (Drug Enforcement Administration o Administración para el Control de Drogas) con el supuesto objetivo de combatir a los traficantes.
 
Gary Stephen Webb
(Corona, California, 1955 - Carmichael, California, 2004)
El auténtico informador sobre el que se basa esta película
 
El problema de esta película es que, siendo una ficción, sus realizadores podían haber insertado escenas de acción con tiroteos, persecuciones de coches y peleas. Lamentablemente, el único disparo que recuerdo de la película es al aire, cuando el periodista Gary Webb ve que un agente de la CIA está inspeccionando su coche y le grita que se vaya. Para colmo, el guionista Peter Landesman deriva la trama hacia los problemas domésticos que le ocasiona al reportero estrella investigar las cloacas de la central de inteligencia, con lo cual, quienes se sintieron atraídos por lo que parecía una película policiaca se van a encontrar más bien con un drama lacrimógeno.
 
 
Andy García
(Regla, La Habana, 1956)
Tuvo el temple justo para metamorfosearse en el convicto Norwin Meneses
 
En los estertores de la Guerra Fría el gobierno de Ronald Reagan no quería más costas comunistas en América que las de Cuba, por eso armó a los opositores sandinistas e invadió la isla de Granada. Lo triste es que las guerras son siempre caras y el dinero tiene que salir de algún lado. Digamos que el vicio de la gente desnortada pagó con su dinero y con sus vidas las dosis que esnifaban o se inyectaban. Algo tan maquiavélico por parte de los gobernantes como deplorable en lo que se refiere a los consumidores.
 
Paz Vega
(Sevilla, 1976)
Deslumbrante en el papel de Coral Baca. Su sola presencia causa impacto
 
El actor Jeremy Renner ha sido muy elogiado por su actuación, muy trabajada, eso sí, pero al que se le nota el esfuerzo de estar actuando en demasía, amén de una pinta con cara de samurái oriental con ojos rasgados que no tiene nada que ver con el personaje real al que interpreta. Paz Vega hace una breve aparición realmente de mujer y actriz portentosa.
 
Barry Pepper
(Campbell River, British Columbia, Canadá, 1970)
Un monstruo del cine, un auténtico camaleón cinematográfico
 
El resto del reparto contó con actores de la talla de Barry Pepper, Ray Liotta y Andy García, que fueron bastante desaprovechados en función de los escasos minutos otorgados. La música de Nathan Johnson es magnífica, tal y como el inicio de la película era más que prometedor. Es una lástima que, según fue avanzando, se quedara en el agua de borrajas de lo ya consabido por reiterarlo hasta dejarlo languidecer en el aburrimiento.
 
(Reseña escrita por Andrés González Déniz)
 
Esta obra tenía los ingredientes, pero no salió en su punto

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