martes, 10 de marzo de 2015

Comentario sobre "La matraca" soberanista

 
El presidente de la Generalidad, Artur Mas,
entre dos senyeras catalanas independentistas
 
LA MATRACA
 
Contra lo que piensa Rajoy, la matraca secesionista catalana no va a cambiar, o no sustancialmente, porque mejore la situación económica. El nacionalista no tiene otra meta ni otra prioridad que el nacionalismo: el proyecto de construir su propia nación, la fijación del destino manifiesto, constituye la energía que sostiene su esfuerzo. Y al tratarse de un sentimiento carece del contraste con la realidad que puede desgastar a una ideología. Por tanto, el Estado no puede esperar ya que baje la presión soberanista en un debate que sólo sirve para alimentarla; lo único que puede hacer a estas alturas frente a los iluminados del independentismo es cerrarles las puertas con la misma o mayor determinación con que ellos tratan de abrirlas. Contra la insistencia, resistencia.
Eso es lo que venía a sugerir aquí Jaime Mayor Oreja, un hombre que tiene el grave problema de acertar en sus profecías lúgubres. El tono jeremíaco de sus predicciones le perjudica en una sociedad acostumbrada a las terapias indoloras pero hay que reconocerle que a la larga siempre termina acertando por la sencilla razón de que ha dedicado su vida entera al antipático menester de combatir el nacionalismo. A base de hacerle frente de forma unívoca ha acabado por conocer mejor que nadie a su adversario. Aunque a veces da la impresión de equivocarse por exagerar la inflexión con tristeza derrotista, el tiempo acaba cargando de razón sus pesimistas diagnósticos. Cuesta trabajo dársela porque a nadie le gusta la salmodia de Casandra. 
 
 
La realidad es que el problema catalán ha desbordado ya en importancia al de la recesión; tan cierto es que una mejoría socioeconómica puede aliviar las tensiones políticas como que el riesgo de amputación nacional compromete la propia estabilidad de la recuperación en ciernes. El proyecto rupturista es una amenaza de primer orden porque una nación no puede recobrarse de un colapso si se fractura. La obligación primordial del Estado es sostener su propia integridad, sin la cual carece de sentido todo empeño por hacerlo viable.
En 2014 el soberanismo va a alcanzar una tensión paroxística al amparo de la efemérides fundacional de su fantasmagoría. Tiene los recursos emocionales suficientes para elevar el ruido a límites imbatibles en un debate normalizado, y por tanto la única respuesta posible a esa escalada es la de asentar la cohesión de España como una premisa innegociable, disuasoria. Al sueño sentimental, mítico, de la independencia hay que ponerle el despertador de una realidad legal e institucional que disipe su quimera. Se trata de dejar claro que la secesión no es que no resulte desaconsejable, sino que es imposible. Y que insistir en ella sólo conduce al marasmo, al fracaso civil. Que es muy probable que ese aventurerismo desquiciado logre antes romper la sociedad catalana que la nación española.
 
(Ignacio Camacho, diario “ABC”, lunes 21 de octubre de 2013)


Ignacio Camacho López de Sagredo
(Marchena, Sevilla, 1957)
Periodista y licenciado en Filología Hispánica
 
COMENTARIO CRÍTICO

 1. Justificación textual:
 
Es un excelente artículo de opinión con carácter expositivo y argumentativo. Expositivo, porque explica las características del desafío soberanista y su imposibilidad legal o institucional ante un Estado, el español, cuya función primordial es salvaguardar su propia integridad territorial. Y argumentativo, porque ofrece razonamientos disuasorios contra el secesionismo catalán, tales como que se trata de un sentimiento más que de una actitud racional, incluso de un aventurerismo desquiciado al que hay que oponer toda la fuerza de la legalidad constitucional. 
 
2. Contextualización. Elementos de la comunicación:
 
El emisor, Ignacio Camacho, es un brillante columnista sevillano que exhibe a diario su valía en el periódico que cumple la función de canal comunicativo: el diario “ABC”. Los receptores son los lectores y suscriptores de este medio que se publica tanto en papel impreso como en versión digital. El contexto situacional es el de la cadena humana que se formó para celebrar la Diada el 11 de septiembre de 2013 y su repercusión mediática, amén de la consulta o referéndum soberanista que los partidos de Convergencia democrática y Ezquerra Republicana se empeñaron en convocar para el 2014. El código lingüístico, obviamente es el del español estándar utilizado con una precisión y pulcritud encomiables.


3. Funciones del lenguaje:
 
Predomina la función expresiva o emotiva porque el texto está teñido por la tesis que defiende el autor: la independencia de Cataluña es imposible, y además indeseable por las consecuencias negativas que acarrearía incluso dividiendo a los catalanes entre sí y no sólo con respecto al resto d los españoles. La función apelativa está presente codo con codo junto a la anterior, puesto que se evidencia un afán porque el receptor actúe en consecuencia con la postura defendida. Y no menor importancia adquiere la función referencial o representativa, porque aporta datos especialmente relacionados con la quiebra económica que supondría para una nación como la española una amputación de parte de su territorio.
 
4. Tema, tesis y estructura:
 
El tema del texto es la insistencia del nacionalismo catalán en perseguir la independencia a toda costa. La tesis que defiende nuestro autor es la de su inviabilidad desde el punto de vista de las leyes y las instituciones, a lo que añade la sugerencia de un empeoramiento económico para la propia Cataluña y el mensaje claro de que arruinaría a España. El tipo de estructura es la encuadrada o circular, pues desde el inicio aparece la idea primordial, el tema que va a ser desarrollado, y al final reaparece reforzado con una hipótesis contundente: la terquedad en la persecución del objetivo secesionista antes romperá a la propia sociedad catalana que a la española.

 

5. Resumen:
 
El ansia independentista del nacionalismo catalán no va a disminuir en el caso de superar la crisis económica, porque está en su misma esencia ideológica la construcción de un estado propio. Es de carácter emocional, y por tanto, difícilmente erradicable. A este empecinamiento hay que responder con firmeza y claridad al amparo del marco legal vigente. Jaime Mayor Oreja acierta al proponer “la resistencia contra la insistencia”. España debe sostener su integridad territorial sobre todo para evitar el colapso económico que sobrevendría si se fragmentara. La consulta prevista para el 2014 es una amenaza y una locura. Debemos oponer el realismo pragmático a la sentimentalidad secesionista porque la vía de la sedición es irresponsable y utópica.
 
6. Importancia y actualidad del tema:
 
La importancia del tema es incuestionable por tratarse de un asunto de extrema gravedad. Está en juego el futuro y el bienestar de 47 millones de españoles por el empeño aventurero de unos cuantos iluminados que no miden las consecuencias de sus actos. Y su actualidad, por desgracia, sigue estando vigente, cuando lo ideal es que hubiéramos ya podido pasar página. Mucha gente en el extranjero no comprende cómo es posible que en una economía cada vez más globalizada haya grupos políticos obcecados por desunir y separar en lugar de ver las ventajas de la integración. Los independentistas no quieren ver que la unión hace la fuerza, prefieren por la fuerza lograr la desunión, y por eso son reiterativos hasta el hartazgo. Diríase que buscan imponer su criterio gracias al cansancio del adversario. El nacionalismo utiliza mucho la frasecita del “derecho a decidir” ocultando ladinamente que todos los españoles deberían ejercer ese derecho de ser consultados sobre un asunto de extrema importancia como es la secesión de Cataluña, y no sólo los catalanes.
 
La bandera catalana extendida en un bulevar de Barcelona

7. Argumentación:

Los tipos de argumentos que emplea Ignacio Camacho son lógicos, esto es, basados en razonamientos (“el nacionalismo no tiene otra meta ni otra prioridad que el nacionalismo””, “al tratarse de un sentimiento carece de contraste con la realidad”). Hay un argumento de autoridad al mencionar las palabras de Jaime Mayor Oreja (“contra la insistencia, resistencia”). También se observan argumentos de generalización (“el problema catalán ha desbordado ya en importancia al de la recesión”, “una nación no puede recobrarse de un colapso si se fractura”, “el proyecto rupturista es una amenaza de primer orden”), negativos (“al sueño sentimental, mítico, de la independencia hay que ponerle el despertador de una realidad legal e institucional”, “lo único que se puede hacer para que baje la presión soberanista es cerrarles las puertas a los iluminados del independentismo”), y positivos (“la obligación primordial de un Estado es sostener su propia integridad”, “la cohesión de España es una premisa innegociable”).
 

8. Análisis de los recursos lingüísticos: 

En el plano semántico vemos la familia léxica derivada de nación (nacionalismo, nacionalista), equivalencias léxicas (la matraca secesionista, la presión soberanista, el problema catalán, el proyecto rupturista, el soberanismo, la secesión, amputación nacional) y una sola repetición de palabras (“nacionalismo”, dos veces). Los adjetivos calificativos son apropiados y de carácter especificativo: problema catalán, amputación nacional, proyecto rupturista, terapias indoloras, presión soberanista, matraca secesionista, situación económica, tono jeremíaco (de jeremiada, y éste a su vez  de Jeremías, personaje bíblico, ‘lamentación o muestra exagerada de dolor’), antipático menester, forma unívoca, efemérides fundacional, premisa innegociable y disuasoria, sueño sentimental y mítico, debate normalizado, recursos emocionales, fracaso civil, aventurerismo desquiciado). Aparecen seis perífrasis aspectuales: “no va a cambiar” (durativa prospectiva, pues hace prolongar la acción hacia el futuro), “ha acabado por conocer”, ”termine acertando” (terminativas o resultativas), “va a alcanzar” (ingresiva o de acción a punto de empezar), “acaba cargando”, “termina acertando” (durativas)  . Dos perífrasis aspectuales modales, una de obligación (“hay que reconocer”) y otra de posibilidad (“no puede esperar”). La mayoría de verbos está en 3ª persona del singular, de manera que el articulista consigue un cierto distanciamiento y dotar de objetividad a lo que en el fondo no deja de ser una postura hasta cierto punto muy subjetiva para quien piense de otro modo y esgrima otros argumentos contrarios. El presente atemporal es el más frecuente (“el nacionalista no tiene”, construir la propia nación constituye la energía que sostiene su esfuerzo, el riesgo de amputación nacional compromete”).
 
 
En el texto observamos dos proposiciones subordinadas relativas (“la realidad que puede desgastar”, “realidad legal e institucional que disipe”), tres proposiciones subordinadas adverbiales impropias causales (“porque a nadie le gusta la salmodia de Casandra”, “porque mejore la situación económica”, “porque una nación no puede recobrarse de un colapso”), dos subordinadas consecutivas (“por tanto, el Estado no puede…”; “por tanto, la única respuesta posible a esa escalada es…”), una subordinada temporal de anterioridad (“antes romper la sociedad catalana que la nación española”), cinco subordinadas completivas de Complemento Directo (“se trata de dejar claro que la secesión no es que no resulte”, “sino que es imposible”, “que es muy probable”, “que ese aventurerismo desquiciado”), una comparativa de igualdad (“tan cierto… como que el riesgo”), y muy escasas oraciones coordinadas (“otra meta ni otra prioridad” [copulativa], “terapias indoloras pero hay…” [adversativa]), yuxtapuestas (“su propia integridad, sin la cual carece de sentido”, “sólo sirve para alimentarla, lo único que puede”), y un enunciado con dos sustantivos yuxtapuestos con elipsis verbal: “contra la insistencia, (debemos adoptar la) resistencia”.
 
El soberanismo explota los instintos gregarios
 
El predominio de la subordinación demuestra el carácter explicativo-argumentativo del texto, pues se trata de la formulación sintáctica más apropiada para el razonamiento y la argumentación. El adverbio de lugar “aquí” cumple una función deíctica espacial que señala al propio medio de comunicación: “venía a sugerir aquí (en el periódico “ABC”) Jaime Mayor Oreja”. La perífrasis verbal aspectual ingresiva “va a alcanzar” señala una acción inminente, por lo que deícticamente apunta a un presente que las perífrasis aspectuales durativas indican que va a proseguir en su desarrollo (“acaba cargando”, “termina acertando”), mientras que la aspectual terminativa sentencia el fin de la acción concreta que se menciona (“ha acabado por conocer”. En cuanto a las formas simples verbales, éstas sitúa la deixis temporal en el presente (“ a veces da la impresión”, “un hombre que tiene”, “piensa Rajoy” [presente habitual], “el nacionalista no tiene”, “carece de contraste”, “esto es lo que venía…”, “a nadie le gusta” [presente atemporal]). El pretérito perfecto compuesto se utiliza para dar por cerrada una acción determinante pasada y acabada que guarda relación con el presente: “el problema catalán ha desbordado…”. El uso del conector consecutivo “por tanto” es el único que se aprecia en todo el texto porque el estilo del autor busca ser inmediato, tajante y fluido recurriendo a las pausas indicadas por los puntos y yendo directamente a desarrollar la progresión temática de su discurso sin eslabones intermedios.
 
Viñeta de Caín publicada en el diario "La Razón"

9. Comentario crítico personal: 

Estoy completamente de acuerdo con Ignacio Camacho, pues me parece un asunto muy serio resquebrajar el territorio de un estado desequilibrándolo y sin saber exactamente las repercusiones futuras que podría acarrearnos a todos los españoles, catalanes incluidos. Es un sinsentido e incluso una vergüenza que una comunidad con unas cotas de autogobierno ilimitadas, que incluyen el dispendio de onerosas embajadas en el extranjero, pretenda además dar el último salto mortal de la independencia política absoluta sin reparar en los daños que podría ocasionar a los propios ciudadanos, sin respetar el sentir y la racionalidad de quienes lo creen excesivo e innecesario, y sobre todo, después de haber estado más de treinta años lavando el cerebro a la población desde que asumieron las competencias educativas y procedieron a manipular la historia de la Corona de Aragón en favor de una Cataluña medieval independiente que nunca existió.
 
 
El colmo sería que les asistiera la razón a quienes creen viable la independencia catalana sin la aportación económica fiscal del resto de España, ésa que les permite seguir derrochando y malgastando, cuando lo cierto es que su deficiente gestión de los recursos ha llevado al colapso a los proveedores, como ocurrió con las farmacias que se vieron sin medicamentos por no recibir el dinero con que estaban subvencionados. En todo caso, si como algunos afirman Cataluña aportara más de lo que recibe por aquello del consabido mantra de que “España les roba”: ¿qué hay del concepto de la solidaridad interterritorial? ¿Sólo son buenas palabras? ¿Qué clase de valores éticos tienen quienes propugnan la autosuficiencia económica y el soberanismo político, pero luego se sospecha que depositan capitales cuantiosos en cuentas secretas de bancos en Suiza? Con razón Dante Alighieri alude en su Divina Comedia a la pobreza avara de Cataluña, y con qué ironía fue su idioma de quien procedió etimológicamente el vocablo que designaba a la desaparecida “peseta” de los españoles.
 
Lamentable quema de una bandera española por parte
de los cachorros que alimenta el nacionalismo catalán
 
Hay que rozar el racismo hoy para pretender una pureza y predicar una especie de cordón sanitario en torno a Cataluña. En realidad se valen de la debilidad del gobierno español y la mano excesivamente ancha que ha tenido en concederle atribuciones de autogobierno, porque no se les ven atisbos de reclamarle el Roussillon a Francia ni el pueblo sardo de Alguer a Italia. Aunque con las constantes y ridículas tergiversaciones de que han hecho víctima a su historia, no sería de extrañar que algún día reivindicaran como capital histórica a Constantinopla, habida cuenta de que allí asesinaron en una emboscada al infortunado Roger de Lúria. Claro que el gobierno turco no iba a ser como el español y de él no iban a obtener concesión alguna.
 
 
10. Conclusión: 

Los catalanes deberían saber distinguir entre emociones y razones de peso. También asumir que una amputación del territorio español es un asunto que concierne al conjunto de España y no sólo a ellos. Deberían hacerse mirar en el diván de un psiquiatra la cantinela de que España les roba, porque todos los españoles nos sentimos robados por políticos corruptos como los que también ellos tienen cobrando comisiones ilegales y dilapidando el tesoro público para dar prioridad a sus ensoñaciones independentistas y no para mejorar, por ejemplo, los altos índices de desempleo y las largas listas de espera sanitarias que soportan.
Los furibundos catalanistas deberían saber que la liberación nacional no significa libertad ninguna, pues la correlación de dominantes/poderosos y dominados/oprimidos no sólo seguiría igual, sino que sería aun más asfixiante por el carácter de proximidad que tendrían sus gobernantes nacionalistas, reyezuelos feudales ávidos en cobrarles tributos hasta por el aire que respirasen. Para terminar, les pediría a los integrantes de la mesa redonda del rey Artur Mas y su paje Oriol Junqueras, que leyeran a don Juan Manuel en una obra preciosa donde un sabio sirviente, Petronio, aconseja a su señor, el conde Lucanor, que “quien esté bien sentado, no se levante”.

Manifestación pro catalana y española en la Plaza de Cataluña

No hay comentarios:

Publicar un comentario