El presidente de la Generalidad, Artur Mas,
entre dos senyeras catalanas independentistas
LA MATRACA
Contra lo que piensa Rajoy, la
matraca secesionista catalana no va a cambiar, o no sustancialmente, porque
mejore la situación económica. El nacionalista no tiene otra meta ni otra
prioridad que el nacionalismo: el proyecto de construir su propia nación, la
fijación del destino manifiesto, constituye la energía que sostiene su
esfuerzo. Y al tratarse de un sentimiento carece del contraste con la realidad
que puede desgastar a una ideología. Por tanto, el Estado no puede esperar ya
que baje la presión soberanista en un debate que sólo sirve para alimentarla;
lo único que puede hacer a estas alturas frente a los iluminados del
independentismo es cerrarles las puertas con la misma o mayor determinación con
que ellos tratan de abrirlas. Contra la insistencia, resistencia.
Eso es lo que venía a sugerir
aquí Jaime Mayor Oreja, un hombre que tiene el grave problema de acertar en sus
profecías lúgubres. El tono jeremíaco de sus predicciones le perjudica en una
sociedad acostumbrada a las terapias indoloras pero hay que reconocerle que a
la larga siempre termina acertando por la sencilla razón de que ha dedicado su
vida entera al antipático menester de combatir el nacionalismo. A base de
hacerle frente de forma unívoca ha acabado por conocer mejor que nadie a su
adversario. Aunque a veces da la impresión de equivocarse por exagerar la
inflexión con tristeza derrotista, el tiempo acaba cargando de razón sus
pesimistas diagnósticos. Cuesta trabajo dársela porque a nadie le gusta la
salmodia de Casandra.
La realidad es que el problema
catalán ha desbordado ya en importancia al de la recesión; tan cierto es que
una mejoría socioeconómica puede aliviar las tensiones políticas como que el
riesgo de amputación nacional compromete la propia estabilidad de la
recuperación en ciernes. El proyecto rupturista es una amenaza de primer orden
porque una nación no puede recobrarse de un colapso si se fractura. La
obligación primordial del Estado es sostener su propia integridad, sin la cual
carece de sentido todo empeño por hacerlo viable.
En 2014 el soberanismo va a
alcanzar una tensión paroxística al amparo de la efemérides fundacional de su
fantasmagoría. Tiene los recursos emocionales suficientes para elevar el ruido
a límites imbatibles en un debate normalizado, y por tanto la única respuesta
posible a esa escalada es la de asentar la cohesión de España como una premisa
innegociable, disuasoria. Al sueño sentimental, mítico, de la independencia hay
que ponerle el despertador de una realidad legal e institucional que disipe su
quimera. Se trata de dejar claro que la secesión no es que no resulte
desaconsejable, sino que es imposible. Y que insistir en ella sólo conduce al
marasmo, al fracaso civil. Que es muy probable que ese aventurerismo
desquiciado logre antes romper la sociedad catalana que la nación española.
(Ignacio Camacho, diario “ABC”, lunes 21 de octubre de 2013)
Ignacio Camacho López de Sagredo
(Marchena, Sevilla, 1957)
Periodista y licenciado en Filología Hispánica
Ignacio Camacho López de Sagredo
(Marchena, Sevilla, 1957)
Periodista y licenciado en Filología Hispánica
COMENTARIO CRÍTICO
1. Justificación textual:
Es un excelente artículo de
opinión con carácter expositivo y argumentativo. Expositivo, porque explica las
características del desafío soberanista y su imposibilidad legal o
institucional ante un Estado, el español, cuya función primordial es
salvaguardar su propia integridad territorial. Y argumentativo, porque ofrece
razonamientos disuasorios contra el secesionismo catalán, tales como que se
trata de un sentimiento más que de una actitud racional, incluso de un
aventurerismo desquiciado al que hay que oponer toda la fuerza de la legalidad
constitucional.
2. Contextualización. Elementos
de la comunicación:
El emisor, Ignacio Camacho, es un
brillante columnista sevillano que exhibe a diario su valía en el periódico que
cumple la función de canal comunicativo: el diario “ABC”. Los receptores son
los lectores y suscriptores de este medio que se publica tanto en papel impreso
como en versión digital. El contexto situacional es el de la cadena humana que
se formó para celebrar la Diada el 11 de septiembre de 2013 y su repercusión
mediática, amén de la consulta o referéndum soberanista que los partidos de
Convergencia democrática y Ezquerra Republicana se empeñaron en convocar para
el 2014. El código lingüístico, obviamente es el del español estándar utilizado
con una precisión y pulcritud encomiables.
3. Funciones del lenguaje:
Predomina la función expresiva o
emotiva porque el texto está teñido por la tesis que defiende el autor: la
independencia de Cataluña es imposible, y además indeseable por las
consecuencias negativas que acarrearía incluso dividiendo a los catalanes entre
sí y no sólo con respecto al resto d los españoles. La función apelativa está
presente codo con codo junto a la anterior, puesto que se evidencia un afán
porque el receptor actúe en consecuencia con la postura defendida. Y no menor
importancia adquiere la función referencial o representativa, porque aporta
datos especialmente relacionados con la quiebra económica que supondría para
una nación como la española una amputación de parte de su territorio.
4. Tema, tesis y estructura:
El tema del texto es la
insistencia del nacionalismo catalán en perseguir la independencia a toda
costa. La tesis que defiende nuestro autor es la de su inviabilidad desde el
punto de vista de las leyes y las instituciones, a lo que añade la sugerencia
de un empeoramiento económico para la propia Cataluña y el mensaje claro de que
arruinaría a España. El tipo de estructura es la encuadrada o circular, pues
desde el inicio aparece la idea primordial, el tema que va a ser desarrollado,
y al final reaparece reforzado con una hipótesis contundente: la terquedad en
la persecución del objetivo secesionista antes romperá a la propia sociedad
catalana que a la española.
5. Resumen:
El ansia independentista del nacionalismo
catalán no va a disminuir en el caso de superar la crisis económica, porque
está en su misma esencia ideológica la construcción de un estado propio. Es de
carácter emocional, y por tanto, difícilmente erradicable. A este
empecinamiento hay que responder con firmeza y claridad al amparo del marco
legal vigente. Jaime Mayor Oreja acierta al proponer “la resistencia contra la
insistencia”. España debe sostener su integridad territorial sobre todo para
evitar el colapso económico que sobrevendría si se fragmentara. La consulta
prevista para el 2014 es una amenaza y una locura. Debemos oponer el realismo
pragmático a la sentimentalidad secesionista porque la vía de la sedición es
irresponsable y utópica.
6. Importancia y actualidad del
tema:
La importancia del tema es
incuestionable por tratarse de un asunto de extrema gravedad. Está en juego el
futuro y el bienestar de 47 millones de españoles por el empeño aventurero de
unos cuantos iluminados que no miden las consecuencias de sus actos. Y su
actualidad, por desgracia, sigue estando vigente, cuando lo ideal es que
hubiéramos ya podido pasar página. Mucha gente en el extranjero no comprende
cómo es posible que en una economía cada vez más globalizada haya grupos
políticos obcecados por desunir y separar en lugar de ver las ventajas de la
integración. Los independentistas no quieren ver que la unión hace la fuerza,
prefieren por la fuerza lograr la desunión, y por eso son reiterativos hasta el
hartazgo. Diríase que buscan imponer su criterio gracias al
cansancio del adversario. El nacionalismo utiliza mucho la frasecita del “derecho
a decidir” ocultando ladinamente que todos los españoles deberían ejercer ese
derecho de ser consultados sobre un asunto de extrema importancia como es la
secesión de Cataluña, y no sólo los catalanes.
La bandera catalana extendida en un bulevar de Barcelona
Viñeta de Caín publicada en el diario "La Razón"
Manifestación pro catalana y española en la Plaza de Cataluña
7. Argumentación:
Los tipos de argumentos que
emplea Ignacio Camacho son lógicos, esto es, basados en razonamientos (“el
nacionalismo no tiene otra meta ni otra prioridad que el nacionalismo””, “al
tratarse de un sentimiento carece de contraste con la realidad”). Hay un
argumento de autoridad al mencionar las palabras de Jaime Mayor Oreja (“contra
la insistencia, resistencia”). También se observan argumentos de generalización
(“el problema catalán ha desbordado ya en importancia al de la recesión”, “una
nación no puede recobrarse de un colapso si se fractura”, “el proyecto
rupturista es una amenaza de primer orden”), negativos (“al sueño sentimental,
mítico, de la independencia hay que ponerle el despertador de una realidad legal
e institucional”, “lo único que se puede hacer para que baje la presión
soberanista es cerrarles las puertas a los iluminados del independentismo”), y
positivos (“la obligación primordial de un Estado es sostener su propia
integridad”, “la cohesión de España es una premisa innegociable”).
8. Análisis de los recursos
lingüísticos:
En el plano semántico vemos la
familia léxica derivada de nación (nacionalismo, nacionalista), equivalencias
léxicas (la matraca secesionista, la presión soberanista, el problema catalán,
el proyecto rupturista, el soberanismo, la secesión, amputación nacional) y una
sola repetición de palabras (“nacionalismo”, dos veces). Los adjetivos
calificativos son apropiados y de carácter especificativo: problema catalán,
amputación nacional, proyecto rupturista, terapias indoloras,
presión soberanista, matraca secesionista, situación económica,
tono jeremíaco (de jeremiada, y éste a su vez de Jeremías, personaje bíblico, ‘lamentación o
muestra exagerada de dolor’), antipático menester, forma unívoca,
efemérides fundacional, premisa innegociable y disuasoria,
sueño sentimental y mítico, debate normalizado, recursos emocionales,
fracaso civil, aventurerismo desquiciado). Aparecen seis
perífrasis aspectuales: “no va a cambiar” (durativa prospectiva, pues hace
prolongar la acción hacia el futuro), “ha acabado por conocer”, ”termine
acertando” (terminativas o resultativas), “va a alcanzar” (ingresiva o de
acción a punto de empezar), “acaba cargando”, “termina acertando” (durativas) . Dos perífrasis aspectuales modales, una de
obligación (“hay que reconocer”) y otra de posibilidad (“no puede esperar”). La
mayoría de verbos está en 3ª persona del singular, de manera que el articulista
consigue un cierto distanciamiento y dotar de objetividad a lo que en el fondo
no deja de ser una postura hasta cierto punto muy subjetiva para quien piense
de otro modo y esgrima otros argumentos contrarios. El presente atemporal es el
más frecuente (“el nacionalista no tiene”, construir la propia nación constituye
la energía que sostiene su esfuerzo, el riesgo de amputación nacional compromete”).
En el texto observamos dos proposiciones subordinadas relativas (“la realidad
que puede desgastar”, “realidad legal e institucional que disipe”), tres
proposiciones subordinadas adverbiales impropias causales (“porque a nadie le
gusta la salmodia de Casandra”, “porque mejore la situación económica”, “porque
una nación no puede recobrarse de un colapso”), dos subordinadas consecutivas (“por
tanto, el Estado no puede…”; “por tanto, la única respuesta posible a esa
escalada es…”), una subordinada temporal de anterioridad (“antes romper la
sociedad catalana que la nación española”), cinco subordinadas completivas de
Complemento Directo (“se trata de dejar claro que la secesión no es que
no resulte”, “sino que es imposible”, “que es muy probable”, “que
ese aventurerismo desquiciado”), una comparativa de igualdad (“tan cierto…
como que el riesgo”), y muy escasas oraciones coordinadas (“otra meta ni otra
prioridad” [copulativa], “terapias indoloras pero hay…” [adversativa]),
yuxtapuestas (“su propia integridad, sin la cual carece de sentido”, “sólo
sirve para alimentarla, lo único que puede”), y un enunciado con dos
sustantivos yuxtapuestos con elipsis verbal: “contra la insistencia, (debemos
adoptar la) resistencia”.
El soberanismo explota los instintos gregarios
El predominio de la subordinación demuestra el
carácter explicativo-argumentativo del texto, pues se trata de la formulación
sintáctica más apropiada para el razonamiento y la argumentación. El adverbio
de lugar “aquí” cumple una función deíctica espacial que señala al propio medio
de comunicación: “venía a sugerir aquí (en el periódico “ABC”) Jaime Mayor
Oreja”. La perífrasis verbal aspectual ingresiva “va a alcanzar” señala una
acción inminente, por lo que deícticamente apunta a un presente que las
perífrasis aspectuales durativas indican que va a proseguir en su desarrollo (“acaba
cargando”, “termina acertando”), mientras que la aspectual terminativa
sentencia el fin de la acción concreta que se menciona (“ha acabado por conocer”.
En cuanto a las formas simples verbales, éstas sitúa la deixis temporal en el
presente (“ a veces da la impresión”, “un hombre que tiene”, “piensa
Rajoy” [presente habitual], “el nacionalista no tiene”, “carece
de contraste”, “esto es lo que venía…”, “a nadie le gusta” [presente
atemporal]). El pretérito perfecto compuesto se utiliza para dar por cerrada
una acción determinante pasada y acabada que guarda relación con el presente: “el
problema catalán ha desbordado…”. El uso del conector consecutivo “por tanto”
es el único que se aprecia en todo el texto porque el estilo del autor busca ser
inmediato, tajante y fluido recurriendo a las pausas indicadas por los puntos y
yendo directamente a desarrollar la progresión temática de su discurso sin
eslabones intermedios.
9. Comentario crítico personal:
Estoy completamente de acuerdo
con Ignacio Camacho, pues me parece un asunto muy serio resquebrajar el
territorio de un estado desequilibrándolo y sin saber exactamente las
repercusiones futuras que podría acarrearnos a todos los españoles, catalanes
incluidos. Es un sinsentido e incluso una vergüenza que una comunidad con unas
cotas de autogobierno ilimitadas, que incluyen el dispendio de onerosas
embajadas en el extranjero, pretenda además dar el último salto mortal de la
independencia política absoluta sin reparar en los daños que podría ocasionar a
los propios ciudadanos, sin respetar el sentir y la racionalidad de quienes lo
creen excesivo e innecesario, y sobre todo, después de haber estado más de treinta
años lavando el cerebro a la población desde que asumieron las competencias
educativas y procedieron a manipular la historia de la Corona de Aragón en
favor de una Cataluña medieval independiente que nunca existió.
El colmo sería que les asistiera
la razón a quienes creen viable la independencia catalana sin la aportación
económica fiscal del resto de España, ésa que les permite seguir derrochando y
malgastando, cuando lo cierto es que su deficiente gestión de los recursos ha
llevado al colapso a los proveedores, como ocurrió con las farmacias que se
vieron sin medicamentos por no recibir el dinero con que estaban subvencionados.
En todo caso, si como algunos afirman Cataluña aportara más de lo que recibe
por aquello del consabido mantra de que “España les roba”: ¿qué hay del
concepto de la solidaridad interterritorial? ¿Sólo son buenas palabras? ¿Qué
clase de valores éticos tienen quienes propugnan la autosuficiencia económica y
el soberanismo político, pero luego se sospecha que depositan capitales
cuantiosos en cuentas secretas de bancos en Suiza? Con razón Dante Alighieri alude
en su Divina Comedia a la pobreza avara de Cataluña, y con qué ironía fue su
idioma de quien procedió etimológicamente el vocablo que designaba a la
desaparecida “peseta” de los españoles.
Lamentable quema de una bandera española por parte
de los cachorros que alimenta el nacionalismo catalán
Hay que rozar el racismo hoy para pretender
una pureza y predicar una especie de cordón sanitario en torno a Cataluña. En
realidad se valen de la debilidad del gobierno español y la mano excesivamente
ancha que ha tenido en concederle atribuciones de autogobierno, porque no se
les ven atisbos de reclamarle el Roussillon a Francia ni el pueblo sardo de
Alguer a Italia. Aunque con las constantes y ridículas tergiversaciones de que
han hecho víctima a su historia, no sería de extrañar que algún día reivindicaran
como capital histórica a Constantinopla, habida cuenta de que allí asesinaron
en una emboscada al infortunado Roger de Lúria. Claro que el gobierno turco no
iba a ser como el español y de él no iban a obtener concesión alguna.
10. Conclusión:
Los catalanes deberían saber
distinguir entre emociones y razones de peso. También asumir que una amputación
del territorio español es un asunto que concierne al conjunto de España y no
sólo a ellos. Deberían hacerse mirar en el diván de un psiquiatra la cantinela
de que España les roba, porque todos los españoles nos sentimos robados por
políticos corruptos como los que también ellos tienen cobrando comisiones
ilegales y dilapidando el tesoro público para dar prioridad a sus ensoñaciones
independentistas y no para mejorar, por ejemplo, los altos índices de desempleo
y las largas listas de espera sanitarias que soportan.
Los furibundos catalanistas
deberían saber que la liberación nacional no significa libertad ninguna, pues
la correlación de dominantes/poderosos y dominados/oprimidos no sólo seguiría
igual, sino que sería aun más asfixiante por el carácter de proximidad que
tendrían sus gobernantes nacionalistas, reyezuelos feudales ávidos en cobrarles
tributos hasta por el aire que respirasen. Para terminar, les pediría a los
integrantes de la mesa redonda del rey Artur Mas y su paje Oriol Junqueras, que
leyeran a don Juan Manuel en una obra preciosa donde un sabio sirviente,
Petronio, aconseja a su señor, el conde Lucanor, que “quien esté bien sentado,
no se levante”.
Manifestación pro catalana y española en la Plaza de Cataluña
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