martes, 16 de septiembre de 2014

Sobre las funciones elementales del lenguaje

 
LAS FUNCIONES DEL LENGUAJE
SEGÚN ROMAN JAKOBSON
 
1. FUNCIÓN REFERENCIAL, REPRESENTATIVA, INFORMATIVA, DENOTATIVA O COGNOSCITIVA:
 
Es la función del lenguaje relacionada con el referente o el contexto, esto es, cualquier cosa exterior al propio acto comunicativo. Es la función del lenguaje más evidente a primera vista. Está presente en todos los actos comunicativos. Se da cuando el mensaje que se transmite puede ser verificable, porque claramente reconocemos la relación que se establece entre el mensaje y el objeto (referente). Los recursos lingüísticos principales de esta función son los deícticos (“señalizadores temporales, espaciales y personales”). Utiliza el lenguaje denotativo (el significado primario de las palabras). Prevalecen los sustantivos y los verbos. Es la más común en los textos informativos, científicos y periodísticos. Permite brindar conocimientos, conceptos e información objetiva al receptor. Los textos que la contienen se caracterizan por ser objetivos y unívocos. La encontramos sobre todo en los llamados textos de carácter científico, cuyo propósito es ofrecer conocimientos. Se caracterizan por aludir a lo extralingüístico, es decir, a nuestro entorno o lo que nos rodea. Ejemplos: “El hombre es un ser racional”. “Hoy es martes”. “El libro está ahí”. Se usa cuando pretendemos transmitir una información, sin hacer valoraciones sobre ella ni pretender reacciones en nuestro interlocutor. Esta función se centra, dentro de los elementos de la comunicación, en el mensaje.
 
2. FUNCIÓN CONATIVA, APELATIVA
O PERSUASIVA:
 
Se llama conativa porque proviene del latín "conatus" (“inicio”). En efecto, el emisor espera el inicio de una reacción por parte de quien le escucha. Se centra en el receptor. Es la función del mandato y la pregunta. El emisor intenta influir en la conducta del receptor. Sus recursos lingüísticos son los vocativos, el modo imperativo, las oraciones interrogativas, la utilización deliberada de elementos afectivos, los adjetivos valorativos, los términos connotativos y los recursos retóricos. Se da en el lenguaje coloquial y es dominante en la publicidad y la propaganda política e ideológica en general. Mediante el uso de esta función se pretende causar una reacción en el receptor. Es decir, con esta función se pretende que haga algo o que deje de hacer. Ejemplos: cuando decimos “¡Míralo!”, “Abre la puerta, por favor”, “Observen las imágenes y respondan”. Suele ocurrir que una frase aparentemente referencial esconde una función apelativa. Por ejemplo: “La ventana está abierta”, puede estar haciendo una mera descripción de un hecho, pero también existir un contexto con el que se nos esté sugiriendo que actuemos: “Cierra la ventana”. Es decir, que es propio de la función conativa inducir al receptor para que actúe en un sentido u otro.
 
3. FUNCIÓN EXPRESIVA O EMOTIVA:
 
Se desarrolla en primera persona y su efecto de sentido es de identificación. Esta función le permite al emisor la exteriorización de sus actitudes, de sus sentimientos y estados de ánimo, así como la de sus deseos, voluntades y el grado de interés o de apasionamiento con que realiza determinada comunicación. Esta función se cumple, por consiguiente, cuando el mensaje está centrado en el emisor. Un ejemplo suele ser cualquier tipo de poesía con carácter sentimental y autobiográfico. Es bueno aclarar que la expresividad no se da aparte de lo representativo, sino que es una función del lenguaje que permite una proyección del sujeto de la enunciación pero con base en una representatividad. Así, en expresiones corrientes como "Ese libro me fascina" o "¡Qué paisaje tan hermoso!", predomina la función expresiva, pero con un soporte de representación simbólica dado por la alusión a unos referentes. Para concluir, observemos que la función expresiva o emotiva se manifiesta gracias a los significados afectivos o connotativos que se establecen sobre la base de los significados denotativos: cuando hablamos, expresamos nuestro estado de ánimo, nuestras actitudes o nuestra pertenencia a un grupo social, damos información sobre nosotros mismos, exteriorizamos síntomas, aunque no tengamos siempre plena conciencia de ello. El emisor se comunica para transmitir la información centrada objetivamente en la realidad exterior referente a las ideas que tiene sobre ella. Permite comunicar al receptor estados de ánimo, emociones o sentimientos.
 
 
 
 
4. FUNCIÓN ESTÉTICA O POÉTICA:
 
Esta función está orientada hacia el mensaje. Aparece siempre que la expresión atrae la atención sobre su forma, en cualquier manifestación en la que se utilice el lenguaje con propósito estético. Sus recursos son variados, por ejemplo, las figuras estilísticas y los juegos de palabras. Esta función se encuentra especialmente, aunque no exclusivamente, en los textos literarios. Ejemplo: “Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver. Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer” (Rubén Darío).
 
5. FUNCIÓN FÁTICA O DE CONTACTO:
 
Esta función está orientada al canal de comunicación entre el emisor y el receptor. Su finalidad es iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar una conversación, o bien comprobar si existe algún tipo de contacto. Su contenido informativo es nulo o escaso y se utiliza como forma o manera de saludo. La finalidad de la función fática no es principalmente informar, sino facilitar el contacto social para poder transmitir y optimizar posteriormente mensajes de mayor contenido. Constituyen esta función todas las unidades que utilizamos para iniciar, mantener o finalizar una conversación. Ejemplos: “Por supuesto”, “Claro”, “Te escucho”, “Naturalmente”, “Entiendo”, “Cómo no”, “OK”, “Perfecto”, “Bien”, “Ya”, “De acuerdo”, etc. Está presente en los mensajes que sirven para garantizar que el canal funciona correctamente y llega sin interrupción.
 
6. FUNCIÓN METALINGÜÍSTICA:
 
Se centra en el propio código de la lengua. Se utiliza para hablar del propio lenguaje. Normalmente trata de aclarar el mensaje. Se manifiesta en declaraciones y definiciones de tipo gramatical, morfosintáctico o etimológico. Ejemplo: "El nombre propio “Pedro” deriva del latín “Petrus”, que significa ‘pétreo’ o ‘de piedra’, y es un sustantivo de dos sílabas y cinco letras".
 
Roman Osipovich Jakobson
(Moscú, 1896 - Massachusetts, 1982)
Lingüista, fonólogo y teórico literario

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