lunes, 18 de noviembre de 2013

Aproximación a las propiedades textuales

 
EL TEXTO
 
Un texto (que etimológicamente significa “tejido”) es cualquier emisión, oral o escrita, de cualquier extensión que presente unidad y se produzca de acuerdo con una situación determinada. Para ello debe cumplir unas propiedades o condiciones de textualidad: coherencia (información ordenada, precisa y estructurada), cohesión, (contenido bien enlazado internamente) y adecuación (pertinente o acorde respecto a la situación comunicativa en que se produce).

COHERENCIA

Es la propiedad o condición de textualidad básica. Un texto es, sobre todo, un conjunto sígnico coherente. Todos los enunciados o proposiciones que lo forman deben supeditarse a un tema, y si se abordan diversas facetas del mismo se desarrollarán en cada párrafo los aspectos o subtemas vinculados con el tema principal.

Al producir un texto, el emisor presupone una serie de conocimientos en el receptor. Este conjunto de proposiciones implícitas son las presuposiciones. Si el receptor no las posee, el texto será incoherente para él. Las informaciones adicionales de un texto se denominan implicaciones y deben ser compartidas por el emisor y el receptor para que haya coherencia y se cumpla la transmisión de la información. Las presuposiciones están relacionadas con el bagaje cultural del receptor y las implicaciones con el contexto situacional.

Así pues, para que haya coherencia textual influye el conocimiento compartido entre el emisor y el receptor, el marco o tipo de texto elegido, y la situación comunicativa o contexto físico.
 
 
COHESIÓN

Es la conexión significativa de los elementos formantes de un texto. Para lograrla se utilizan mecanismos referenciales, deícticos, sustitutivos, elípticos e isotópicos.

La referencia consiste en la alusión a algún elemento mencionado en el texto o relativo a la situación comunicativa. Puede ser, por tanto, situacional (alude a un elemento extra-textual), o textual (elementos anafóricos y catafóricos, es decir, los que aluden a otros elementos anteriores o posteriores en el texto).

La deixis es el mecanismo lingüístico que señala el “quién” (deixis personal), el “dónde” (deixis espacial) y el “cuándo” (deixis temporal). Los elementos deícticos tienen significado ocasional, pues lo adquieren en el texto en que se integran. La deixis personal se lleva a cabo con pronombres personales (yo, tú, él, lo, la, le…) y posesivos (mi, tu, su, mío, tuyo, suyo…); la deixis espacial, con demostrativos (este, ese, aquel…) y adverbios de lugar (aquí, allí, ahí, acá, allá…); mientras que la deixis temporal se realiza con adverbios de tiempo (antes, ahora, luego, entonces, siempre, jamás, nunca, mientras, todavía…).

La sustitución consiste en reemplazar un elemento por otro.

La elipsis es la omisión o supresión de un elemento que se sobreentiende y no es necesario repetirlo por ser obvio.

La isotopía viene a ser la repetición formal o conceptual de elementos lingüísticos. La isotopía gramatical es la repetición de elementos con la misma categoría gramatical. La isotopía semántica trata de la repetición de elementos pertenecientes al mismo campo semántico. La isotopía fónica es aquella que repite sonidos (como ocurre con la rima y la aliteración).

La cohesión léxica puede efectuarse mediante sustantivos de referencia generalizadora (hiperonimia) y por repetición formal (sinonimia) o conceptual (equivalencias léxicas). Los hiperónimos engloban a los hipónimos (“gente” es hiperónimo de los hipónimos “hombre”, “mujer”, “niño”, “persona”, “muchacho”…) y los merónimos indican asimétricamente una parte del todo (“dedo” es merónimo de “mano”, “mano” es merónima de “brazo” y “brazo” es merónimo de “cuerpo”).

La cohesión temporal del texto la determina el uso de las formas verbales porque son las que sustentan la sucesión cronológica de los hechos y guardan una estricta correlación lógica entre ellas a lo largo del mismo.
 

MARCADORES DISCURSIVOS

Los marcadores discursivos son recursos especiales para poder estructurar los textos y expresar sentidos o funciones. Son unidades lingüísticas invariables que aparecen incidentalmente en los enunciados o proposiciones de un texto, pero no cumplen ninguna función sintáctica. Al emisor le sirven para estructurar u ordenar el texto y al receptor le son útiles para realizar deducciones o inferencias.

Ejemplos de marcadores discursivos:

CONECTORES: vinculan una parte del texto con otra anterior: además, encima, incluso, es más, aparte, asimismo, por tanto, por consiguiente, en consecuencia, de ahí, entonces, pues, así, por ende, así pues, por el contrario, sin embargo, no obstante, en cambio…

OPERADORES ARGUMENTATIVOS: condicionan las posibilidades argumentativas: en realidad, en el fondo, de hecho, por ejemplo, en concreto, precisamente, en particular…

REFORMULADORES: explican o aclaran más adecuadamente lo dicho anteriormente: o sea, es decir, mejor dicho, esto es, en conclusión, de todos modos, en cualquier caso, en todo caso, de cualquier forma, más bien, en suma, en conclusión, en resumen, en definitiva…

MARCADORES CONVERSACIONALES: son más frecuentes en la lengua oral y en ellos predominan las funciones fática y apelativa: claro, vale, hombre, mira, oye…
 
 
CONECTORES

Los conectores son marcadores discursivos que relacionan una parte del texto con otra anterior. Pueden ser aditivos cuando suman o incorporan un nuevo elemento a otro previo (además, encima, incluso, es más, aparte…), consecutivos cuando indican consecuencia, es decir, conectan un consecuente con su antecedente (por tanto, por consiguiente, en consecuencia, de ahí, entonces, pues, así, por ende, así pues…), y contra-argumentativos cuando refutan, opone, obstaculizan o eliminan alguna conclusión anterior (por el contrario, sin embargo, no obstante, en cambio, antes bien…).

OPERADORES ARGUMENTATIVOS

Condicionan las posibilidades argumentativas de una parte del texto reforzando un argumento (en realidad, en el fondo, de hecho, por ejemplo…) o concretándolo (por ejemplo, en concreto, precisamente, en particular…).

ESTRUCTURADORES INFORMATIVOS

Son elementos que ordenan la información (en primer lugar, en segundo lugar, primero, segundo, por una parte, por otra, de igual forma, luego, después, por último, finalmente…), presentan una nueva información, argumento o comentario (pues, pues bien, dicho esto…) o introducen un aspecto secundario o colateral en relación con el tema principal (por cierto, a propósito, a todo esto, dicho sea de paso…).

REFORMULADORES

Presentan una parte del texto como aclaración, explicación o nueva formulación de lo referido anteriormente. Pueden aclarar o explicar (de todos modos, en cualquier caso, en todo caso, de cualquier forma…), corregir o mejorar (mejor dicho, más bien…), quitar relevancia (mejor dicho, más bien…) o presentar una conclusión, recapitulación o cierre textual (en suma, en conclusión, en resumen, en definitiva…).
 

ADECUACIÓN

Es la propiedad o condición de textualidad que implica el cumplimiento de las normas relacionadas con la situación, el tema y el receptor.

En la adecuación a la situación se impone la elección del marco (tipo de texto) y del registro lingüístico (coloquial, estándar o elaborado). En la adecuación al receptor importa la adaptación formal (nivel lingüístico) y conceptual (conocimientos compartidos y capacidad de comprensión receptora).

En la adecuación al tema se tratan de evitar la divagación, los rodeos, la extralimitación y las digresiones.

Con respecto al receptor, un texto puede ser apropiado o inapropiado; en relación con el tema, adecuado o inadecuado; y en lo que se refiere a la situación, oportuno o inoportuno.
 

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