viernes, 12 de agosto de 2011

Una fresca sátira contra el ego de los escritores



Esta novela desarrolla en 35 capítulos la trayectoria jactanciosa de un principiante en la literatura que se cree el no va más, pese a no haber escrito todavía nada significativo. El protagonista, Mario García, "El Rapsoda de la Golpeada Figura", compendia en su persona todos los defectos que hemos visto en los pretenciosos literatos que pululan por los ambientes literarios, y lo que es más doloroso y risible al mismo tiempo: vale también como autocrítica para aquellas etapas de exacerbada fe en uno mismo que todos los escritores hemos sentido en uno u otro momento de nuestras vidas.




Esta obra pertenece por derecho propio al género de la picaresca, como El Periquillo Sarniento (1816) de Lizardi o El Buscón (1626) de Quevedo, referentes inevitables por su maestría. Aquí la ciudad de Madrid se nos aparecerá como la meca literaria para un provinviano con ínfulas que va detectando poco a poco sus connotaciones de crispación y chulería. Madrid, nido de víboras, que no obstante alberga un personaje de calidez humana entrañable, un mendigo cinéfilo, un marginado social, un chabolista que cuida su higiene yendo a las piscinas municipales: el "Gran Gatsby", nombre que homenajea más a la película dirigida por Jack Clayton que al libro escrito por Scott Fitzgerald.




Pergeñada con un estilo ágil y sencillo, salpimenta el relato con frecuentes citas latinas y de escritores clásicos. A veces causa la impresión de ser una crítica autobiográfica, habida cuenta de que el autor se nutre siempre de sus vivencias. En todo caso, queda claro que reírse de uno mismo no sólo es sano, sino imprescindible. El clímax hilarante se alcanza cuando publica su primer poemario y descubre una errata obscena e imperdonable. Como no me gusta perorar sobre un libro, sino más bien dejar que hable por sí mismo, he aquí algunas muestras del que, además, ganó el "Premio de Novela Vargas Llosa" correspondiente al año 2005:

"Mi tío, como casi todos los analfabetos que conozco,
era listo como un demonio"

"Mi infancia son recuerdos de golfas y de cerdos"
(Paráfrasis de un verso de Antonio Machado)

"Del mismo modo que Calíope y Erato (musas de la poesía épica y amorosa, respectivamente) me amaban con locura, Euterpe y Terpsícore (musas de la música  y la danza) me odiaban a muerte"

"La prueba de fuego de la poesía es la relectura"

"Poetas de nuestro tiempo, secaplumas"

"Yo no conocía la obra de ninguno de los poetas de nuestro tiempo, pero estaba claro que el hecho de despreciarlos confería mayor empaque a mis palabras, me hacía destacar como el autor espléndido que era"




"Tener el cerebro rebosante de actividad implica ciertos sacrificios como tener los músculos abandonados. Mens sana in corpore infirmus"

"Lo cierto era que nunca había salido de Asturias,
que veía el cielo por embudo"

"El bicho raro. A mí no me importaba,  pues sabía que era parte del obligado tributo que uno debe pagar por la genialidad"

"El amor es cosa de poetas, y los poetas son todos unos maricones"

"Nietzsche estaba en lo cierto: Cuanto más nos elevamos, más pequeños parecemos a los ojos de aquellos que no saben volar"

"Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos"

"La felicidad es muy difícil encontrarla en nosotros
e imposible encontrarla en otra parte"

"Lo que nos hace más felices que los animales son
los grandes falseamientos y las grandes interpretaciones"




"Me irritaba, como Apolonio, ante los hombres vulgares"

"Puso cara de antílope estreñido"

"Hubiese deseado vestir un traje a rayas, con sombrero de ala ancha y un clavel en la solapa. Pero tuve que conformarme con ponerme un chándal del Pryca"

"Roncaba como una morsa preñada"

"Colmo de admiración, lleno de espanto, entré en Madrid en traje de romero, que es granujería el parecer ser santo"
(Cervantes)

"Madrid me esperaba como esperan las mujeres bellas la llegada de la vejez. Enseguida sentí la frialdad de la ciudad hostil, su desabrigo. (...) Lo primero que llamó mi atención fue el ruido. (...) La gente tenía un no sé qué amargo en la mirada"

"Oh, te pedía, Señor, que me libraras de los ignorantes, pero en vez de eso, ¿qué haces, oh, Señor? Ponerles a dirigir editoriales, empresas, países..."



Juan Evo Morales Ayma
(Orinoca, 1959)


"El uno era un pánfilo; el otro, un memo.
Entre los dos no hacían un hombre entero"

"Los dioses traman y cumplen la destrucción de los hombres
para que los venideros tengan algo que cantar"
(Homero)

"Nadie pertenece a nadie y nadie es de nadie"
(Truman Capote)

"Prefiero los malvados a los imbéciles, porque aquellos,
al menos, dejan algún respiro"
(Alejandro Dumas junior)

"La ciudad estaba repleta de iglesias. No era de extrañar:
muchos y grandes pecadores la habitaban"

"El Café Gijón, ilustre antesala de la inmortalidad"

"Ante la sana intención de pagar, aflora, no pocas veces,
la enfermiza intención de cobrar demasiado"

"Necesitaba leer del mismo modo que un drogadicto necesita
el veneno, un alcohólico el vino o un ser humano el sexo"




"Desde que había llegado a Madrid no había comido nada decente. Tampoco había hecho nada decente. De hecho, era la indecencia personificada"

"Un famoso editor, el señor Valdés para más señas, cuyos
conocimientos del Ars Poetica cabrían en una caja de cerillas"

"La ciudad apesta. (...) ¡Mierda de ciudad estafadora!"

"Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca"
(Jorge Luis Borges)

"El lugar donde se encontraba, que poseía incluso un parque dedicado a Blas de Otero, era conocido como Ciudad de los Poetas. No obstante, lo más artístico que pude descubrir en la zona fue un horrible polideportivo y algún que otro confuso graffiti"

"El amor se cruzaba en mi camino
como una vaca desorientada en mitad de la autopista"

"Ponte en guardia contra las mujeres rubias. (...)
Ten cuidado con la bestia que esconden"
Heinrich Mann




"Duda que sean fuego las estrellas,
duda si al sol el movimiento falta.
Duda lo cierto, admite lo dudoso,
pero no dudes de mi amor las ansias"
(William Shakespeare)

"La desnudez de la mujer es obra de Dios"
William Blake

"El trabajo era duro, no estaba hecho para mí. Yo era un espíritu sublime reservado a cantar las proezas y las miserias de los otros hombres"

"Yo no era ningún héroe. Era tan sólo un poeta desubicado"

"Yo no soy nada; un lobo solitario que aúlla en una esquina"

"Una cosa estaba clara: el mundo está lleno de hijos de puta"

"Odio Madrid... No hay más que indeseables. (...) Como en el resto del mundo, tienen lo que no quieren y quieren lo que no tienen"


Plaza Mayor de Madrid


"La vida no es más que eso: un montón de sueños imposibles"

"Mala digestio, nulla felicitas"

"Hay muchos hombres que no prestan ninguna utilidad en la superficie de la tierra; deberían estar debajo, para inspirar a las coles"
(Mark Twain)

"La mediocridad sólo está justificada cuando no hay talento para más"

"Una mujer empieza siendo niña y acaba como puede"
(Luis Rosales)

"Los días sin televisión son más largos y más hermosos"

"No era nada personal, solamente un resentimiento de gorda lesbiana. Tenía que haberlo deducido antes: el pelo tan corto, la ropa varonil, la ausencia de pendientes, el vozarrón cazallero... El hipopótamo era una tortillera con todas las de la ley, con las hormonas distraídas y el clítoris afilado como un apestoso falo"

"Casi todos los poetas eran unos homosexuales
resentidos o unos inconsolables pajilleros"

"Sabio es quien monotoniza la existencia, puesto que entonces
cada pequeño incidente tiene un privilegio de maravilla"
(Fernando Pessoa)

"A la presencia imprevista de lo que se ama, se tiembla"
(Stendhal)




"O le falta al amor conocimiento o le sobra crueldad"
(Cervantes)

"Anoche cuando dormía
soñé, ¡maldita ilusión!
que un diablo se comía
por dentro mi corazón"
(Paráfrasis de otro poema de Antonio Machado)

"Si bien recelo, Señora,
que a este amor serás infiel,
pues ser hermosa y cruel
te pronostica traidora...
Pero traiciones dichosas
serán, Tirsi, para mí,
por ver dos caras en ti,
que han de ser por fuerza hermosas"
(Francisco de Quevedo)

"Los embaucadores brazos de Eros están abiertos para todos"

"El amor dura lo que dura un eclipse. Lo demás son palabras"
(Cesare Pavese)

"Escribir no es sino viento fugitivo. Y publicar, columna arrinconada"
(Blas de Otero)

"Estaba descubriendo que, en general, la vida no era fácil. Perdido el amor, perdido el trabajo, perdida la calma, la vida se complica"

"Vivir de la generosidad de un vagabundo no era propio de un poeta extraordinario"

"Una de las peores injusticias que nos suceden irremediablemente a todos los seres humanos es que, habiendo tanta gente sabia por el mundo, tengamos que convivir siempre con los más necios"

"¡Mañana, mañana acabará todo! Pero al día siguiente todo volvía a ser lo mismo"
(Fiódor Dostoyevski)

(Fragmentos tomados de Rodríguez, Julio: El mayor poeta del mundo,
Universidad de Murcia, 2006, 1ª edición, pp. 343)

Julio Rodríguez Suárez
(Oviedo, 1971)

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