miércoles, 27 de agosto de 2025

Un poeta que además fue futbolista


Rodolfo Castaing Castro
(Alajuelas, Costa Rica, 1892 - 1976)
Poeta, pasante de abogado y jugador de fútbol

ANHELOS

En la copa nevada de un jazmín,
donde el aura conviértese en rumores,
un trono han fabricado a sus amores
dos gorriones que habitan el jardín.

Cuando el sol al perderse en el confín
baña a la planta en suaves resplandores,
ilumina un idilio entre las flores.
cuyo ensueño de amor no tiene fin.

¡Deliciosa visión la de ese nido
columbrado a los rayos del ocaso!
¿Lograré yo, después de haber vivido

resignado al capricho del acaso,
encontrar para siempre convertido
de amor en casto nido tu regazo?

VUELO SUPREMO

Cruza el ave rozando la sabana
que le extiende una alfombra de verdor,
y al potente vibrar de su motor,
se remonta, gallarda y soberana.

En la gloria triunfal de la mañana
es el cielo de luces una flor
y en los aires, audaz, el aviador,
lanza un reto a la muerte tan lejana.

Mas el ave que ha sido detenida
en la rauda carrera de su vuelo,
por la parca se siente sacudida

y al hacerse pedazos contra el suelo,
¡glorifica a dos bravos que, sin vida
en su almas se vuelven hacia el cielo!


Club Deportivo Alajuelense
Campeón de la Liga de Costa Rica en 1926
(Rodolfo Castaing es el primero por la izquierda en la primera fila)

SUS CAPRICHOS

Una vez, por saber si cumpliría
lo que ella me ordenaba zalamera,
arrojó en la prisión de una pantera
el pañuelo que tanto le pedía.

Yo intenté, demostrando valentía,
librar aquella prenda de la fiera,
y al hacerlo, una zarpa traicionera
castigó duramente mi osadía.

Ella entonces, con paso vacilante
vino a mí, de su hazaña arrepentida,
y al mirar en mi pecho palpitante

el rastro de la garra maldecida,
¡desató su cabello rutilante
para limpiar la sangre de mi herida!

EL ÁGUILA Y EL HOMBRE

Soy la dueña absoluta del espacio,
—dijo el Águila al Hombre—; y en mi anhelo
de bogar por los ámbitos del cielo,
ya lo ves: ni me rindo, ni me sacio.

Yo sorprendo, en su lecho de topacio,
a los astros que miras desde el suelo;
y podría, en la audacia de mi vuelo,
con el Sol disfrutar de su palacio.

Es verdad, —dice el Hombre—, que el esfuerzo
de tus ramos domina al firmamento.
Mas no creas, por ello, que te adverso;

porque yo, sin tener tu valimiento,
voy a Dios, a través del Universo,
en mis alas de luz: el pensamiento.

MADRE MÍA

En una de las vueltas del sombrío
Maravilla, atrevido y turbulento,
hay un roble tronchado por el viento,
confundiendo sus ramas con el río.

Privado del salvaje poderío
que guardaba en su leño corpulento,
sólo anhela un consuelo a su tormento
de aquella agua en el loco desvarío.

Al igual que ese roble destronado
que en las linfas oculta la tortura
de sentirse abatido y destrozado,

¡cuántas veces rendido de amargura,
en tu pecho la frente he reclinado
para ocultar allí mi desventura!

(Poemas escritos por Rodolfo Castaing Castro)


Catedral de Alajuela en Costa Rica

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