AQUELLOS DÍAS AFRUTADOS
Al final, la vida de un hombre se reduce a
amontonar los recuerdos y tener a mano el teléfono de las ambulancias. El resto
son ilusiones pasajeras, planes que no cuajaron y la suerte inmensa de hacer
tres comidas al día. Uno se hace mayor y comprende que cada mañana al despertar
le espera otro esfuerzo fuera de su alcance, un café que destruye la leche y
ese periódico local en el que en cualquier momento será noticia su propio
cierre. Hay que rendirse a la evidencia y seguir adelante como se pueda,
conscientes de que las posibilidades de que surja una buena noticia no son en
absoluto mayores que las de encontrar sangre en las heces.
Playa de Las Alcaravaneras y piscinas del club Metropole
en Las Palmas de Gran Canaria a principios de los 60
En la vida de un
hombre llega un momento en el que se da cuenta de que aquellas cosas que aún le
tolera la conciencia ya no se las permite el cuerpo y que hasta podría ocurrir
que –por extenuación, por rutina o por desidia– le sobrevenga un bostezo en la
mitad de un beso, como recuerdo que le ocurrió a una amiga mía que cumplidos
los cincuenta años descubrió que en su declive emocional se daban juntos la
resignación y la esperanza, la ganas de leer y la presbicia, y que en el
momento de mayor placer sexual se le mezclaban el orgasmo y la llorera.
Grace Patricia Kelly
(Filadelfia, 1929 - Mónaco, 1982)
Una
madrugada de copas le dije: «No hagas planes y vive cada instante. Los días del
ansia de comer dejarán paso a los días en los que habremos de conformarnos con
la suerte de no vomitar. No hay otra manera de entender la vida, amiga. Nos
quedará el recuerdo de cuando en Navidad nos sentábamos lejos de la cabecera de
la mesa, de aquellos días dominicales y afrutados en los que había playas a las
que ni siquiera había llegado aún la geografía, aquel tiempo indulgente y bautismal
en el que incluso la muerte se perdía camino del cementerio».
(Artículo
de opinión escrito por José Luis Alvite y publicado
en el periódico “La Razón”
el domingo 28 de abril de 2013)
José Luis Alvite
(Cambados, Pontevedra, 1949)
Un escritor de profundo calado literario
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