lunes, 28 de marzo de 2011

El poeta que vivía enamorado de la bohemia


Antonio García Ysábal
(Barcelona, 1939 - Madrid, 2008)

LA ESPERANZA

Antes de merecer el pan primero
le entrega Dios al hombre la esperanza,
la pone entre sus brazos y le lanza
al mundo a hacerse hombre verdadero.

Con la ternura de una flor, avanza
y entra en la vida un nuevo pasajero
que aprende a repetirse: espero, espero...
cuando el tiempo le burla y no le alcanza.

De niño llora hasta agotar su llanto,
un día calla al sorprenderse hombre
definitivamente abandonado.

Y de nuevo persigue con espanto
la esperanza y la llama por su nombre.
Pero su tiempo ha sido consumado.


"Hope"
("Esperanza")
(1885)
George Frederic Watts
(Londres, 1817 - Compton, 1904)

SOBRE LA VIDA

Si yo pudiera ser aquel que he sido,
que una vez fui, aquel de quien me alejo,
aquel hombre distante, aquel reflejo
de la antigua inocencia que se ha ido.

Si yo no fuera un trazo en el olvido;
ese trazo profundo en el que dejo
este armazón de vida, mi pellejo
y un trozo de mi alma desprendido.

Si yo pudiera retornar, si fuera
un hombre omnipotente en este trance,
si fuera Dios de pronto, si pudiera

ser infinitamente poderoso,
pasión de renacer, daría alcance
al hombre que ayer fui, y en quien reposo.



MÁS ALUCINACIONES

Amada luz riela este oficio: amada
vocación esta aventura. Hincado
en la vertiente de mi vida. Cada
día clavado en mi dolor. Clavado

en mi exacto morir. Como si nada
me costase la vida. Nada. Nado
entre mi sangre desesperanzada.
Nado en mi voz y en mi segundo ahogado.

Nado en mis ojos. Nado en mi saliva.
Surco mi tiempo. Canto a la deriva.
Tapian mi corazón. Hasta el restalle.

Rompo este cerco de claudicaciones.
Tomo mi voz. Avento mis canciones.
Levo mis anclas. Zarpo hacia la calle.

(Poemas de Antonio García Ysábal tomados de su libro Diálogo con la claridad, Las Palmas de Gran Canaria, Fablas, 1986, 2ª edición, 133 páginas)

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