domingo, 8 de diciembre de 2024

Sus poemas sonaban a música hablada


Antonio Zerolo Herrera
(Arrecife, Lanzarote, 1854 - La Laguna, Tenerife, 1923)
Poeta impulsor de la canariedad

EL ATLÁNTICO

Ahí está, rumoroso y palpitante,
cautivo en playas de menuda arena.
Trenzando con espumas tu melena,
el beso aguardas de la luna amante.

Ya vendrá, y en tu seno de gigante,
tal vez celosa de gentil sirena,
allá en la noche plácida y serena
reflejará su cándido semblante.

¡Atracción de las cosas...! Pero en vano
por subir hasta ella, turbulento,
tus roncas olas sin cesar agitas.

Así también, ¡oh, Mar!, el pensamiento
vive en la cárcel del cerebro humano
con la sed de sus ansias infinitas.

LAS FOLÍAS

Música original la de mis lares,
pues conmueven el alma del patriota,
desde la isa, hermana de la jota,
hasta el viento que zumba en los pinares.

¡Oh, las folías…! Tienen sus cantares
un recuerdo de amor en cada nota,
pero hay algo también que a veces brota
del undívago seno de los mares.

Allá en las noches plácidas, serenas,
cuando flota el misterio en el ambiente
y reposa el Atlante en las arenas,

más que el oído, el corazón lo siente:
¡Es la voz, es la voz de la sirenas
que cantan a la isla eternamente!


Calle de Antonio Zerolo Herrera en la antigua ciudad del lago de Aguere

LOS PERSONAJES
DE GALDÓS

Cuando expiró el maestro, asombro de la gente,
por ser el prototipo del genio y la constancia,
yo sé que penetraron en la mortuoria estancia,
todos los personajes que concibió su mente.

El lecho rodearon cubriéndolo de flores
—piadosa y delicada señal de sentimiento—
y no se oyó una queja, ni un grito, ni un lamento,
que sólo tienen llanto del alma los dolores.

Fortunata y Jacinta, cogidas de la mano,
el coro presidían de la nocturna vela.
Y próxima a este grupo, tan bello como humano,

de las protagonistas de la inmortal novela,
sin apartar los ojos del venerable anciano,
estaba de rodillas la pobre Marianela.

LA LAGUNA

Ya La Laguna triste y solitaria
vuelve a su natural recogimiento,
a ser la típica ciudad canaria
donde se reconcentra el pensamiento.

Florón, el más antiguo de Nivaria,
en un valle fecundo tiene asiento
y allí crecen el pino y la araucaria,
que son las liras rústicas del viento.

Sólo el gremio escolar que se declara
amante del bullicio y la alegría
le presta animación con su algazara

o se escucha la mística armonía
del órgano al pasar por Santa Clara
en la tarde otoñal, lluviosa y fría.

QUIERO MORIR EN PAZ

Quiero morir en paz con mi conciencia
sin haber en el vicio encenegado
el apellido humilde, pero honrado,
que recibí como sagrada herencia.

Cuando se cumpla la mortal sentencia
quiero estar de los míos rodeado,
valeroso y sereno, cual soldado
que luchó por el Arte y por la Ciencia.

Quiero morir en el edén de España,
que si no la riqueza y la fortuna,
le debo el dulce ambiente que me baña,

y que arrullen mi sueño en La Laguna
los pinos que coronan la montaña
y el mar de Atlante que meció mi cuna.

(Poemas escritos por Antonio Zerolo)


Busto del poeta en la Plaza de la Concepción
(San Cristóbal de La Laguna)