jueves, 9 de octubre de 2025

Un enamorado de la isla de Lanzarote


Pedro Perdomo Acedo
(Las Palmas de Gran Canaria, 1897 - 1977)
Periodista y poeta

PITA DE GUACIMETA

Recibe el aeródromo a los dioses del vuelo
y un florecer de polvo alzado de la siesta
en traslaticia nube se alejó de corrido
cortando la hermosura de la primaria siembra,
menos a ti, inmemorial presente
del polvo antepasado, pita de Guacimeta.

Transistoriza el aire los céspedes de sombra
sin mariposeos en la penumbra abierta
y antes que al suelo coma parásito apetito
lanza su infatigable autoridad a prueba
y desde el floreado pitón comunicante
—vos, distancia, emergencia—
deshace la borrosa tremulación celeste
para poner en curso la maquinaria angélica
y sin que nadie logre diferir su propósito
pide a todas las flores del mundo su presencia
de centenarias tuneras.

En un maravilloso accidente de luz
surge el tierno milagroso de la dura miseria
y pluralmente brota como un suspiro de humo
el halo de una imagen floral a cada piedra.


Playa de Guacimeta en Playa Honda
(San Bartolomé de Lanzarote)

ODA A LANZAROTE

Antes de irme, oh Lanzarote, dame
un hilo de la fibra de tu fuego
para petrificar una palmera
que numere a los cirros con sus mágicos dedos.

Dame un hoyo en la Geria
o solamente dame un volcán muerto
para yacer en paz
sobre la estable noche que anuncie el día eterno,
patos de San Silvestre, que incuben en la luna
y prendan celestiales rincones al regreso
y al volver a temblar de amor en las salinas
reconstruyan con alas milagrosas el cielo.

También un remolino transformante
que de a mi fe por arma su estrella en movimiento
para poder abrir las misteriosas puertas
que sin pecado siga en gracia descubriendo
desde el crepúsculo de la Paloma
hasta el crepúsculo del Cuervo.


Viñedos de La Geria en el municipio de Yaiza

Lo que des, Lanzarote, dalo pronto.
Está debilitándose, sin sentirlo, el gorjeo,
y solitariamente me abandonan las plumas
que han de formar la antorcha lustral de mi cortejo
y, profundizando en la codicia,
el ermitaño mar de tu jameo
que dos veces al día prueba el agua;
mar que me duele viéndolo en secuestro
como el libro que hogaño descubriera
las áridas bellezas de tu cuerpo.

Para justipreciar lo que te pido
no pongas torpemente ningún precio;
cuanto más pobres seamos
hemos de ser más ricos herederos
y la corona de humo que nos dejen
monte su paje de hacha en alba de ébano,
que estoy buscando a Dios en tus volcanes
y Dios no gusta de perder el tiempo.

(Poemas escritos por Pedro Perdomo Acedo)


Lago Verde o Charco de los Clicos en Yaiza
(Los clicos eran una especie de crustáceos
parecidos a conchas que se encontraban aquí)

lunes, 29 de septiembre de 2025

Un poeta que cuidó a tarados y leprosos


Francisco de Armas Medina
(Agaete, 1896 - Las Palmas de Gran Canaria, 1939)
Médico y poeta

CAMINO DE GUAYEDRA

Camino de Guayedra, la finca preferida,
camino de Guayedra, que tienes en mi vida
todo el grato recuerdo de mi tiempo mejor.
Camino de Guayedra, tan solitario y muerto,
donde en pasadas tardes contemplaba a mi puerto,
a mi mar: yo te siento con infinito amor.

Ya empiezan a dejarte por una carretera,
camino de Guayedra, caminito que era
el pasar obligado de los frutos de ayer
que hoy cargarán camiones de ruido estrepitoso
y pasarán de largo por el sitio anchuroso
sin que tú, mi camino, te puedas imponer.

Por ti pasé hace tiempo cuando era casi un niño,
sobre el lomo brillante de mi jaca de armiño
echando mi entusiasmo su brío a cabalgar.
Yo marchaba orgulloso, jinete y atrevido,
mientras iba la tarde mansamente, sin ruido,
penetrando en mi alma tan propicia a soñar.


Playa de Guayedra en Agaete
(Gran Canaria)

Por ti también pasaba, mi camino querido,
y por eso tan sólo fueras el preferido
cuando hice con la novia la primera excursión.
Hoy seguiré pasando por el sitio desierto,
camino de Guayedra, tan solitario y muerto,
que tienes el encanto de la recordación.

En tanto el automóvil recorre la montaña
y espanta a los labriegos que viven en su entraña
turbando el claro sueño con ronco despertar,
yo revisto a mi espíritu con traje campesino
y marcho solitario por el viejo camino,
desde donde contemplo a mi puerto y mi mar.

Y si algún día el tiempo me borrara tu huella
hallaré tus indicios guiado por la estrella
de algún viejo recuerdo que nunca ha de faltar.
O alguna piedra blanca que había en el sendero,
al observar mis dudas, me gritará: ¡Viajero!,
este fue tu camino: por él debes pasar.


Españoles que se dirigían al exilio por los Pirineos en 1939

EL ÉXODO POR LA GUERRA

Como rebaño de hormigas
marcha por la carretera
una cinta que se mueve
mientras el sol la calienta.

Sube, sube hacia la cumbre
de la montaña cimera:
y a medida que me acerco
voy dándome cabal cuenta,
de que es una fila humana
lo que entre el polvo cimbrea.

Van niños y van mujeres
con fardos a la cabeza
y ancianos que ya no pueden
tenerse sobre las piernas.

(Poemas escritos por Francisco de Armas Medina)


Francisco de Armas Medina aparece sentado el primero por la derecha

martes, 9 de septiembre de 2025

Otro ejemplo de poeta de un único libro


Luis Benítez Inglott
(Las Palmas de Gran Canaria, 1895 - 1966)
Poeta, periodista y traductor

JESÚS SOBRE LAS OLAS

La mar en la solemne noche abierta
sin horizontes ni riberas. Todo
sumergido en la sombra, sumergido
en una inmensidad de viento y agua.

Ni una luz, ni una estrella. ¡Oh, alma mía,
perpetuamente en pie sobre la costa!
La última luz, crepuscular y tenue,
también ha naufragado en el océano,
allá lejos.

Y sólo está la mar
que llega a ti, desordenada y brusca,
pulverizada sobre la rompiente
—las olas invisibles, que se oyen
deshacerse en espuma, en la rompiente—.
La mar es un rumor de abismo, un hondo
fulgor lejano y próximo. La noche
sólo sugiere mar que se alza
a la profunda noche impenetrable.

Augusta hora del milagro, tiembla
mi corazón en el supremo instante.
¡Es ahora, Jesús, cuando te veo
otra vez avanzar sobre las olas!

HAUTE COUTURE

No hay profesión peor
que la de los diseñadores de moda.
Esos que dictaminan convencidos
si para esta prolongada temporada
el largo de los versos
debe llegar hasta la rodilla
o bajar hasta los tobillos.

Sus amargadas modelos desfilan luego
por todas las pasarelas disponibles
semejantes a enormes frutillas
—un gran salmón encarnado
trastabillando sobre altísimos zapatos—
o parecidas a ridículas cacerolas vueltas abajo,
listas para el prometido aplauso
de la repetida, tediosa novedad.

Si el “cómo” debe estar medio desnudo,
si corresponde que se vea el “qué”.
Sus creadores aseguran que de haber sido invitados
Homero y T.S. Eliot dirían “está bien”
y casi ninguno vacilará en aceptarlo.
En todo asunto el dictado de la moda
es la peor cosa de este mundo.


El único poemario del autor que fue publicado en 1965

HORMIGAS

Este camino viviente
que atraviesa el jardín
viene de un país
que no es el nuestro.

Aunque todo el tiempo
atravesamos la superficie del otro reino,
desconocemos sus selvas diminutas,
el desolado desierto de una baldosa,
la efímera catarata de una canilla abierta,
los sucesivos abismos que abre una escalera.

Abajo y alrededor de nosotros
otro mundo infinito de derrama.
Nos inquieta que ese entrevisto dominio
se asemeje tanto a lo que vemos
desde la ventana de un vigésimo piso.

Muy lejos y a nuestros pies
otros asesinatos, heroísmos y maldades
tienen sus tiempos y ocupan sus lugares
de un modo que juzgamos mecánico:
el sentido de esos días que transcurren distintos
como mucho es un enigma
que enseguida desdeñamos.

Su remoto parentesco nos asusta
cuando observamos a un niño
prestarle su atención más entera:
olvidará al crecer las veces
que fijó los ojos en el otro reino,
aquel que como el nuestro
comenzó el mismo día.

PEQUEÑAS VICTORIAS

Una buena noticia llegó hace una hora.
Otra, todavía no olvidada,
repite una y otra vez
su salmo en el contestador.

El hombre que fuma cada tarde
y mira a través de su ventana
se anima a sonreír con disimulo,
aunque obscuramente teme
hacerlo con exceso.

En su cielo interno el viejo avión
por el momento ha estabilizado de nuevo
sus alas y aunque casi todas las nubes
siguen en su sitio, por ahora
un hueco existe por donde pasar.

Dos novedades muy pequeñas
detuvieron con sus mínimas fuerzas
a los hermanos fatídicos:
el temor, la angustia y el remordimiento
cerraron sus bocas rencorosas.

“Que solo entre ellos peleen por ahora”,
piensa el hombre que fuma cada tarde
y mira a través de su ventana,
como si el futuro estuviese a punto
de pasar caminando por la calle
y él pudiera saludarlo.

(Poemas escritos por Luis Benítez Inglott)


Las crónicas periodísticas escritas por Luis Benítez Inglott entre 1958 y 1965 bajo el pseudónimo ganivetiano de "Pío Cid" fueron recopiladas por el profesor universitario Santiago Henríquez Jiménez y publicadas el año 2020 en la editorial Chandlon Inn Press

miércoles, 27 de agosto de 2025

Un poeta que además fue futbolista


Rodolfo Castaing Castro
(Alajuelas, Costa Rica, 1892 - 1976)
Poeta, pasante de abogado y jugador de fútbol

ANHELOS

En la copa nevada de un jazmín,
donde el aura conviértese en rumores,
un trono han fabricado a sus amores
dos gorriones que habitan el jardín.

Cuando el sol al perderse en el confín
baña a la planta en suaves resplandores,
ilumina un idilio entre las flores.
cuyo ensueño de amor no tiene fin.

¡Deliciosa visión la de ese nido
columbrado a los rayos del ocaso!
¿Lograré yo, después de haber vivido

resignado al capricho del acaso,
encontrar para siempre convertido
de amor en casto nido tu regazo?

VUELO SUPREMO

Cruza el ave rozando la sabana
que le extiende una alfombra de verdor,
y al potente vibrar de su motor,
se remonta, gallarda y soberana.

En la gloria triunfal de la mañana
es el cielo de luces una flor
y en los aires, audaz, el aviador,
lanza un reto a la muerte tan lejana.

Mas el ave que ha sido detenida
en la rauda carrera de su vuelo,
por la parca se siente sacudida

y al hacerse pedazos contra el suelo,
¡glorifica a dos bravos que, sin vida
en su almas se vuelven hacia el cielo!


Club Deportivo Alajuelense
Campeón de la Liga de Costa Rica en 1926
(Rodolfo Castaing es el primero por la izquierda en la primera fila)

SUS CAPRICHOS

Una vez, por saber si cumpliría
lo que ella me ordenaba zalamera,
arrojó en la prisión de una pantera
el pañuelo que tanto le pedía.

Yo intenté, demostrando valentía,
librar aquella prenda de la fiera,
y al hacerlo, una zarpa traicionera
castigó duramente mi osadía.

Ella entonces, con paso vacilante
vino a mí, de su hazaña arrepentida,
y al mirar en mi pecho palpitante

el rastro de la garra maldecida,
¡desató su cabello rutilante
para limpiar la sangre de mi herida!

EL ÁGUILA Y EL HOMBRE

Soy la dueña absoluta del espacio,
—dijo el Águila al Hombre—; y en mi anhelo
de bogar por los ámbitos del cielo,
ya lo ves: ni me rindo, ni me sacio.

Yo sorprendo, en su lecho de topacio,
a los astros que miras desde el suelo;
y podría, en la audacia de mi vuelo,
con el Sol disfrutar de su palacio.

Es verdad, —dice el Hombre—, que el esfuerzo
de tus ramos domina al firmamento.
Mas no creas, por ello, que te adverso;

porque yo, sin tener tu valimiento,
voy a Dios, a través del Universo,
en mis alas de luz: el pensamiento.

MADRE MÍA

En una de las vueltas del sombrío
Maravilla, atrevido y turbulento,
hay un roble tronchado por el viento,
confundiendo sus ramas con el río.

Privado del salvaje poderío
que guardaba en su leño corpulento,
sólo anhela un consuelo a su tormento
de aquella agua en el loco desvarío.

Al igual que ese roble destronado
que en las linfas oculta la tortura
de sentirse abatido y destrozado,

¡cuántas veces rendido de amargura,
en tu pecho la frente he reclinado
para ocultar allí mi desventura!

(Poemas escritos por Rodolfo Castaing Castro)


Catedral de Alajuela en Costa Rica

viernes, 1 de agosto de 2025

Un poeta intelectual que dirigió películas


Claudio de la Torre
(Las Palmas de Gran Canaria, 1895 - Madrid, 1973)
Poeta, articulista, dramaturgo, actor, novelista y director de cine y teatro

EN EL FINAL

Toda emoción que pongas
en el bien o el mal de tus doctrinas
será bendito fruto,
nunca emoción perdida.

Ama tus quehaceres
y pon alma y calor en el oficio
y no vaciles nunca:
la virtud es virtud, y acaso, vicio.

Desdobla, suavemente,
todo momento intenso de tu vida.
Serenamente llora,
serenamente ríe,
serenamente atiende a todas partes,
serenamente mira
cómo pasa la vida, tan serena,
por junto a la verdad o a la mentira.

Que la emoción que pongas
en el bien o en el mal de tus doctrinas
será bendito fruto,
nunca emoción perdida.

(Poema escrito por Claudio de la Torre)


Claudio de la Torre ganó el Premio Nacional de Literatura dos veces: con la novela "En la vida del señor Alegre" (1924) y con la comedia "El río que nace en junio" (1950)

miércoles, 23 de julio de 2025

Según Manuel Verdugo, fue poeta a ratos


Víctor Zurita Soler
(La Laguna, 1891 - Santa Cruz de Tenerife, 1974)
Periodista cofundador del diario "La Tarde"

ALAMEDA DEL PUERTO

Laureles, tamarindos y palmeras
cruzan sus ramas en la tarde quieta
y por los troncos de columna escueta
trepan, audaces, las enredaderas.

Entre el follaje, gráciles pesqueras,
pailebots de romántica silueta
y, con la cala de carbón repletas,
gabarras en simétricas hileras.

Espejea el azul del mar bruñido:
ni un ave, ni una estela, ni un sonido;
mas, rompiendo el encanto pasajero

—como un grito frenético y salvaje—
un trapo rojo traspasó el ramaje
desde el mástil de un buque petrolero.

LA CANCIÓN DE LOS CASTILLOS

Callados, abatidos, los férreos castillos
levántanse medrosos al lado de la mar
sin balas, ni cañones, ni guardas ni caudillos,
cegados ya los fosos y rotos los rastrillos,
no entonan en la noche su indómito cantar.

Las luces del fogueo no alumbran las troneras;
desiertas las terrazas, en ruina el torreón,
no flotan ya en los aires purpúreas banderas,
ni cruzan por las aguas, erguidas y ligeras,
las naves enemigas de osado pabellón.

(Poemas escritos por Víctor Zurita Soler)


Placa conmemorativa en homenaje a la casa donde nació el escritor. Está situada en la Plaza de la Catedral, nº 3, perteneciente a la ciudad de San Cristóbal de La Laguna

martes, 8 de julio de 2025

El introductor del "yuvismo" en Canarias


Pedro Bethencourt Padilla
(Agulo, La Gomera, 1894 - Madrid, 1985)
Poeta y guitarrista

PIEDRA DE MOLINO

Yo mismo soy la piedra del molino
que ha tiempo viene, por moler el tiempo,
girando sin cesar en torno al eje
de lo eterno.
Y ahora... ya lo veis: estoy más joven,
como un niño, empezando a ser de nuevo
para más tarde repetir la historia
de aquella piedra que llamaron Pedro.

PIEDRA RODADA

¿En qué soñada librtad me fundo
para exceder con paso verdadero
a esa piedra que finge un derrotero
según la gravedad que rige al mundo?

Juguete de un destino furibundo,
por la corriente o el despeñadero
va como un alma en trance postrimero
rindiéndose al imán de lo profundo.

Mas, ¡qué importa si al fin todos marchamos
al mismo influjo del poder aleve
que sufre la infeliz piedra rodada,

y todos por igual nos inclinamos
hacia cualquier declive que nos lleve
al abismo, a la sombra o a la nada!


Pedro Bethencourt, sentado, y su hermano José

MAÑANA

Yo tan sólo nací para el idilio;
para vivir soñando entre las flores.
En los labios, un verso de Virgilio;
y el corazón, un manantial de amores.

De esta mísera vida en el exilio
y a usanza de los viejos trovadores,
de mi guitarra con el grato auxilio
he de cruzar cantando mis loores.

Mañana… no hallaréis en mi morada
sino paz, una dulce paz lograda
como al influjo de preceptos de oro...

Acaso algunos libros, pocas cosas,
y la guitarra que yo tanto adoro
perfumada de versos y de rosas.

LA ÚLTIMA TREGUA

Una tregua, no más, Señor, te pido
para volver al mundo abandonado.
Hallar quisiera cuanto eché en olvido
y amar de nuevo cuanto he despreciado.

Una queja sin fin de lo pasado,
más clara cada vez, hiere mi oído,
por lo que pude dar y nunca he dado.
por lo que pude ser y nunca he sido.

Sé que al dejar la paz en donde moro,
voy a perder el único tesoro
que la dicha sin término asegura.

Mas, si me pesa tan feliz estado,
quiero volver al mundo abandonado
donde gimen las almas sin ventura.

(Poemas escritos Pedro Bethencourt Padilla)


Pedro Bethencourt cantando sus versos acompañado de la guitarra

NOTA BENE: El "yuvismo", del que Pedro Bethencourt fue el creador, es un movimiento poético que busca la desnudez del verso, su pureza, con una actitud de despojamiento y acercamiento íntimo a la naturaleza. El poeta actuaría como un médium de la divinidad.