LA REVOLUCIÓN CULTURAL
"Nos hallamos insertos en una gran
revolución cultural en la que Dios no cuenta"
"El olvido de Dios o el relegarlo a la esfera de lo privado es, a mi juicio, el acontecimiento fundamental de estos tiempos"
"Una cosa es la legítima laicidad, «la laicidad positiva», donde se afirma la autonomía del Estado y de la Iglesia o de las confesiones religiosas, respectivamente; y otra muy distinta, un laicismo radical y excluyente que parece quererse imponer en nuestra sociedad y a ella misma"
"Se trata de edificar la ciudad secular, construir la ciudadanía, gobernar los pueblos, crear una sociedad en la que Dios no cuente para ello, enraizando, por eso, en todo y en todos una visión dominante del mundo de las cosas de este mundo, del hombre y de las relaciones humanas y sociales en la cual sólo cuente la capacidad creadora y transformadora del hombre"
Charles Chaplin en "Tiempos modernos" (1936)
"Este laicismo –no la laicidad positiva, insisto– no es algo superficial y como un barniz exterior, sino que es un proyecto cultural que va al fondo y conlleva en su entraña erradicar nuestras raíces cristianas más propias y nuestro patrimonio ético y principios morales que nos caracterizan como Occidente, sustituyéndolas por un cientifismo, o por una razón práctico-instrumental y situacional, o por un relativismo ético y moral, que a corto y medio plazo se convierte en la «dictadura del relativismo»"
"El relativismo, al no reconocer nada como definitivo, está en el centro de una sociedad y de una cultura carcomida por él, que ha dejado de creer en la verdad y buscarla. En su lugar, duda escépticamente de ella y de la posibilidad de acceder a ella"
"En este gran cambio cultural se nos insta a asumir un horizonte de vida y de sentido en que ya nada hay en sí y por sí mismo verdadero, bueno, valioso y justo. Se ha entrado en una mentalidad que niega la posibilidad y realidad de principios estables y universales. No hay ya «derecho», sino derechos que se crean y se «amplían» según la decisión de quienes tienen el poder de legislar"
Celebración de un matrimonio homosexual
"La realidad misma, que se impone a nosotros, porque es antes que nosotros, y a la tradición, sin la cual no somos, no debería contar en esta nueva mentalidad. Se pierde o se hace olvidar la «memoria» de lo que somos como Occidente dentro de la gran tradición que nos constituye"
"En esta mentalidad, sin verdad ni tradición, sin memoria, parece que lo que debería contar es lo que ahora decidamos o decidan otros por mí. Todo depende de la decisión, de la libertad, una libertad omnímoda, porque, en dicha mentalidad, se afirma o parece afirmarse que lo correcto sea decir: «la libertad nos hará verdaderos»"
"Por supuesto, en todo ello, hay una concepción del hombre, que se entiende absolutamente autónomo e independiente, «dueño» de sí y creador, en la que Dios no cuenta, ni puede, ni debería contar, pues nos quitaría nuestra libertad, nuestro espacio vital"
"Quienes profesan esta mentalidad y tratan de imponerla piensan que hay que apartar a Dios, echarlo fuera del espacio público o de la vida pública o de la edificación de nuestro mundo; y así, tener espacio para ellos mismos. Pero el que paga todo esto es el hombre, que se quiebra y disuelve en su humanidad más propia"
"Tal revolución cultural, hay que decirlo, al reducirlo todo a la libertad, deja al hombre en la más pura soledad y en el desvalimiento más total, lo somete a la irracionalidad y a la fuerza de los más poderosos, quiebra al hombre; éste pierde su grandeza, y se convierte, al final, en el producto de una evolución ciega, del que se puede usar y abusar"
"Pero hay otra gran «revolución cultural», que es la que cambia y transfigura el mundo: la revolución de la verdad que se realiza en el amor, la «revolución de Dios»"
(Extracto de un artículo de opinión escrito por Antonio Cañizares
y publicado por el diario "La Razón" el martes 26 de junio de 2012)
Antonio Cañizares Llovera
(Utiel, Valencia, 1945)
Cardenal español doctorado en Teología
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