martes, 9 de septiembre de 2025

Otro ejemplo de poeta de un único libro


Luis Benítez Inglott
(Las Palmas de Gran Canaria, 1895 - 1966)
Poeta, periodista y traductor

JESÚS SOBRE LAS OLAS

La mar en la solemne noche abierta
sin horizontes ni riberas. Todo
sumergido en la sombra, sumergido
en una inmensidad de viento y agua.

Ni una luz, ni una estrella. ¡Oh, alma mía,
perpetuamente en pie sobre la costa!
La última luz, crepuscular y tenue,
también ha naufragado en el océano,
allá lejos.

Y sólo está la mar
que llega a ti, desordenada y brusca,
pulverizada sobre la rompiente
—las olas invisibles, que se oyen
deshacerse en espuma, en la rompiente—.
La mar es un rumor de abismo, un hondo
fulgor lejano y próximo. La noche
sólo sugiere mar que se alza
a la profunda noche impenetrable.

Augusta hora del milagro, tiembla
mi corazón en el supremo instante.
¡Es ahora, Jesús, cuando te veo
otra vez avanzar sobre las olas!

HAUTE COUTURE

No hay profesión peor
que la de los diseñadores de moda.
Esos que dictaminan convencidos
si para esta prolongada temporada
el largo de los versos
debe llegar hasta la rodilla
o bajar hasta los tobillos.

Sus amargadas modelos desfilan luego
por todas las pasarelas disponibles
semejantes a enormes frutillas
—un gran salmón encarnado
trastabillando sobre altísimos zapatos—
o parecidas a ridículas cacerolas vueltas abajo,
listas para el prometido aplauso
de la repetida, tediosa novedad.

Si el “cómo” debe estar medio desnudo,
si corresponde que se vea el “qué”.
Sus creadores aseguran que de haber sido invitados
Homero y T.S. Eliot dirían “está bien”
y casi ninguno vacilará en aceptarlo.
En todo asunto el dictado de la moda
es la peor cosa de este mundo.


El único poemario del autor que fue publicado en 1965

HORMIGAS

Este camino viviente
que atraviesa el jardín
viene de un país
que no es el nuestro.

Aunque todo el tiempo
atravesamos la superficie del otro reino,
desconocemos sus selvas diminutas,
el desolado desierto de una baldosa,
la efímera catarata de una canilla abierta,
los sucesivos abismos que abre una escalera.

Abajo y alrededor de nosotros
otro mundo infinito de derrama.
Nos inquieta que ese entrevisto dominio
se asemeje tanto a lo que vemos
desde la ventana de un vigésimo piso.

Muy lejos y a nuestros pies
otros asesinatos, heroísmos y maldades
tienen sus tiempos y ocupan sus lugares
de un modo que juzgamos mecánico:
el sentido de esos días que transcurren distintos
como mucho es un enigma
que enseguida desdeñamos.

Su remoto parentesco nos asusta
cuando observamos a un niño
prestarle su atención más entera:
olvidará al crecer las veces
que fijó los ojos en el otro reino,
aquel que como el nuestro
comenzó el mismo día.

PEQUEÑAS VICTORIAS

Una buena noticia llegó hace una hora.
Otra, todavía no olvidada,
repite una y otra vez
su salmo en el contestador.

El hombre que fuma cada tarde
y mira a través de su ventana
se anima a sonreír con disimulo,
aunque obscuramente teme
hacerlo con exceso.

En su cielo interno el viejo avión
por el momento ha estabilizado de nuevo
sus alas y aunque casi todas las nubes
siguen en su sitio, por ahora
un hueco existe por donde pasar.

Dos novedades muy pequeñas
detuvieron con sus mínimas fuerzas
a los hermanos fatídicos:
el temor, la angustia y el remordimiento
cerraron sus bocas rencorosas.

“Que solo entre ellos peleen por ahora”,
piensa el hombre que fuma cada tarde
y mira a través de su ventana,
como si el futuro estuviese a punto
de pasar caminando por la calle
y él pudiera saludarlo.

(Poemas escritos por Luis Benítez Inglott)


Las crónicas periodísticas escritas por Luis Benítez Inglott entre 1958 y 1965 bajo el pseudónimo ganivetiano de "Pío Cid" fueron recopiladas por el profesor universitario Santiago Henríquez Jiménez y publicadas el año 2020 en la editorial Chandlon Inn Press