jueves, 2 de enero de 2025

Una poeta de honda inspiración católica


Ignacia de Lara Henríquez
(Las Palmas de Gran Canaria, 1880 - 1940)
Escritora cercana al modernismo

TÚ NO SABES

Tú no sabes, Señor, mis ansiedades,
y que quise en el vaso de la vida
beber la espuma alborotada y loca.
Acércame a los labios esa copa
en que brinda tu Amor sus suavidades.

Y haz que tenga al beber en esa fuente
el pecho humilde y la manera suave,
la temblorosa ingravidez de un ave
que se posa a la orilla de un torrente.

Es que a la sombra de tu bien, dormida,
para labrar mi mal, quedaré inerte.
Si tan bien aprendí lo que es la muerte,
¿por qué no he de saber lo que es la vida?

MI DOLOR

Es un dolor mitad melancolía,
mitad iracundia desbordada y fiera,
que unas veces en llanto degenera
y otras veces es fuerte rebeldía.

Es que puse en amar la poesía
todo el calor de la interior hoguera,
y a impulso de ese fuego, brotó fuera
la lava del volcán que dentro hervía.

Y al ver que vierto mi interior esencia
y la absorbe la seca indiferencia,
¿queréis que os pinte mi dolor ignoto?

Es cual, si por mi culpa envilecido,
a un hijo viera de mi amor nacido
solo y hambriento, despreciado y roto.

Catedral de Santa Ana en el barrio de Vegueta donde vivió Ignacia de Lara

ASÍ FUE

En noche helada, cual ninguna oscura,
de aquel balcón tan tibio en el verano,
con el hierro, al rozar, sentía la mano
un intenso dolor de quemadura.

Yo, temblando de frío y amargura,
te hice saber que conocía el arcano
de tu extraño vivir, luchando en vano
con tus vicios sin freno y tu locura.

Me llamaban furiosa, y conmovida,
te di el adiós que decidió la vida
con una voz que el llanto entrecortaba…

Se tropezó tu mano con la mía,
y tan fría la encontré, pero tan fría,
que como el hierro del balcón quemaba.

LA BARCA DE PEDRO

Va surcando su proa las edades
que rezan en la estela de su quilla,
iRememos por amor en la barquilla
que viene desde el mar de Tiberíades!

Agruparnos en bloque de piedades
bajo la enseña, blanca y amarilla,
para arribar con bien, a la otra orilla
en un firme varar de eternidades.

¡Pescador en el mar de Galilea!
Lleva siempre en tu barca la presea
de la España Imperial, Grande y Cristiana.

Que ir bogando en tu nave es lo que importa,
y ante la playa eterna del mañana
la singladura de la vida es corta.

AYER

Ayer, indiferente, he despedido
la postrera ilusión que me alentaba,
¿qué puede ya importarme? Si he perdido
la que ceñida al corazón llevaba.

¡La dorada! ¡La azul! ¡La solo mía!
¡La que tanto mimé y amaba tanto!
Tras un violento espasmo de agonía,
fue enterrada la tarde aquel día
en la fosa común del desencanto.

(Poemas escritos por Ignacia de Lara)

Casa de Colón y Plaza del Pilar Nuevo en Vegueta
(Las Palmas de Gran Canaria)

jueves, 26 de diciembre de 2024

Un poeta genuino que merece rescatarse


Manuel Verdugo Bartlett
(Manila, Filipinas, 1877 - La Laguna, Tenerife, 1951)
Poeta irónico y musical

MALOS CONSEJOS

Comparar la amistad de cierta gente
con alguna sustancia venenosa:
a minúsculas dosis, conveniente;
pero a dosis crecida, peligrosa.

Atropello al incauto, al inocente,
al sincero con alma candorosa;
por alcanzar el lauro finge y miente;
si te estorba el rosal, caiga la rosa...

Sigue, pues, la comedia y el engaño
destacándote siempre del rebaño,
actuando siempre de primer actor,

que en el teatro de la humana farsa,
antes que hacer papeles de comparsa
es preferible ser espectador.

POR EL LABERINTO

En un lecho, postrado y dolorido,
gritó a la muerte con angustia: "¡Espera!"
Vio la orilla del mar desconocido,
la tenebrosa, la fatal ribera…

Borróse tal visión. Convaleciente,
ávido, inquieto, reanudó el camino
con ansia de vivir intensamente,
con locas ansias de gozar sin tino.

Hoy, recorriendo el laberinto humano,
entre la inmensa altitud se advierte
un espíritu enfermo en cuerpo sano
que anhelando salir llama a la muerte.

(Poemas escritos por Manuel Verdugo)


Busto en homenaje a Manuel Verdugo Bartlett
en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna

domingo, 8 de diciembre de 2024

Sus poemas sonaban a música hablada


Antonio Zerolo Herrera
(Arrecife, Lanzarote, 1854 - La Laguna, Tenerife, 1923)
Poeta impulsor de la canariedad

EL ATLÁNTICO

Ahí está, rumoroso y palpitante,
cautivo en playas de menuda arena.
Trenzando con espumas tu melena,
el beso aguardas de la luna amante.

Ya vendrá, y en tu seno de gigante,
tal vez celosa de gentil sirena,
allá en la noche plácida y serena
reflejará su cándido semblante.

¡Atracción de las cosas...! Pero en vano
por subir hasta ella, turbulento,
tus roncas olas sin cesar agitas.

Así también, ¡oh, Mar!, el pensamiento
vive en la cárcel del cerebro humano
con la sed de sus ansias infinitas.

LAS FOLÍAS

Música original la de mis lares,
pues conmueven el alma del patriota,
desde la isa, hermana de la jota,
hasta el viento que zumba en los pinares.

¡Oh, las folías…! Tienen sus cantares
un recuerdo de amor en cada nota,
pero hay algo también que a veces brota
del undívago seno de los mares.

Allá en las noches plácidas, serenas,
cuando flota el misterio en el ambiente
y reposa el Atlante en las arenas,

más que el oído, el corazón lo siente:
¡Es la voz, es la voz de la sirenas
que cantan a la isla eternamente!


Calle de Antonio Zerolo Herrera en la antigua ciudad del lago de Aguere

LOS PERSONAJES
DE GALDÓS

Cuando expiró el maestro, asombro de la gente,
por ser el prototipo del genio y la constancia,
yo sé que penetraron en la mortuoria estancia,
todos los personajes que concibió su mente.

El lecho rodearon cubriéndolo de flores
—piadosa y delicada señal de sentimiento—
y no se oyó una queja, ni un grito, ni un lamento,
que sólo tienen llanto del alma los dolores.

Fortunata y Jacinta, cogidas de la mano,
el coro presidían de la nocturna vela.
Y próxima a este grupo, tan bello como humano,

de las protagonistas de la inmortal novela,
sin apartar los ojos del venerable anciano,
estaba de rodillas la pobre Marianela.

LA LAGUNA

Ya La Laguna triste y solitaria
vuelve a su natural recogimiento,
a ser la típica ciudad canaria
donde se reconcentra el pensamiento.

Florón, el más antiguo de Nivaria,
en un valle fecundo tiene asiento
y allí crecen el pino y la araucaria,
que son las liras rústicas del viento.

Sólo el gremio escolar que se declara
amante del bullicio y la alegría
le presta animación con su algazara

o se escucha la mística armonía
del órgano al pasar por Santa Clara
en la tarde otoñal, lluviosa y fría.

QUIERO MORIR EN PAZ

Quiero morir en paz con mi conciencia
sin haber en el vicio encenegado
el apellido humilde, pero honrado,
que recibí como sagrada herencia.

Cuando se cumpla la mortal sentencia
quiero estar de los míos rodeado,
valeroso y sereno, cual soldado
que luchó por el Arte y por la Ciencia.

Quiero morir en el edén de España,
que si no la riqueza y la fortuna,
le debo el dulce ambiente que me baña,

y que arrullen mi sueño en La Laguna
los pinos que coronan la montaña
y el mar de Atlante que meció mi cuna.

(Poemas escritos por Antonio Zerolo)


Busto del poeta en la Plaza de la Concepción
(San Cristóbal de La Laguna)

viernes, 29 de noviembre de 2024

El poeta canario que ocultaba sus versos


Julián Torón Navarro
(Telde, 1875 - Las Palmas de Gran Canaria, 1947)
Escritor, contable y político

AL SIGLO XX

Si es tu ideal hundir la tiranía,
que sean la paz y la concordia un hecho.
Si es tu ley la justicia y el derecho
y la sagrada libertad tu guía...

Si es tu misión hacer que luzca el día
de que los hombres, en abrazo estrecho,
depongan sus rencores y en sus pechos
alienten la honradez y la hidalguía...

Si el potente cañón enmudeciera
por el trabajo y por la unión vencido
y en tu gigante historia se escribiera:

"Hemos llegado al fin apetecido,
hoy sólo nos cobija una bandera".
Sé entonces, siglo XX, bien venido.

BARRIO DE SAN FRANCISCO

Al cruzar por las calles tortuosas
donde pasé la juventud querida,
voy sintiendo mi alma sumergida
en el encanto de las viejas cosas.

Estas pobres viviendas silenciosas,
como en el tiempo aquel de mi partida,
evocan en la mente entristecida
historias de otras vidas bulliciosas.

Aquí, una huerta; allá, un rincón perdido.
Un recuerdo de pronto sugerido
por travesuras de la edad lejana...

Y, hacia el final de una empinada cuesta,
sobre el diáfano cielo se alza enhiesta
la mole de la iglesia franciscana.

UNA VISIÓN

La vi acercarse, triste y lentamente,
envuelta en negro y vaporoso manto.
En sus ojos, bañados por el llanto, 
brillaba una mirada refulgente.

Llegó hasta mí, me atrajo dulcemente,
y mientras yo me estremecí de espanto,
un beso puro, cariñoso y santo
imprimieron sus labios en mi frente.

"Soy el Dolor —me dijo— ya eres mío.
Sufre y bendice el lazo que te oprime,
que si el placer acaba en el hastío,

yo soy del cielo creación sublime
y te brindo lo amargo, lo sombrío,
lo que conforta el alma y la redime".

(Poemas escritos por Julián Torón Navarro)


Barrio de San Francisco en Telde
(Gran Canaria)

jueves, 7 de noviembre de 2024

Un recio bardo de estirpe borgesiana


Rafael Cardona Jiménez
(Cartago, Costa Rica, 1892 - Ciudad de México, 1973)
Profesor y poeta

HOMERO

Este mármol que veis es de aquel griego
que amaba los hexámetros y el vino,
grácil como columna del Ictino,
hecho de luz, sensualidad y fuego.

Alegre en mocedad, fue triste luego
cuando aprendió la ciencia del Destino.
Fue loco, sacerdote y adivino,
y como era vidente, quedó ciego.

Erró por toda Grecia de mendigo.
Amaba a un viejo can de raza doria
y con él compartió la leche, el higo.

Erró, lloró, cantó, se hizo lucero
y se durmió en los brazos de la gloria.
Hizo La Ilíada. Se llamaba Homero.

ANACREONTE

Cantó al Amor. La helénica alegría
puso en sus labios la mejor colmena:
su crátera de oro estuvo llena
de canciones, de sol y de ambrosía.

Sentado en su tonel de malvasía
burló el afán errátil de la pena.
Eros le dio un viñedo por escena
y por corona un pámpano de orgía.

Vivió junto a Polícrates de Samos,
a cuya sombra la inquietud bermeja
se deleitó con los jugosos ramos.

Envejeció de espaldas al Destino
y al morir sucumbió como una abeja
en el lago de púrpura de un vino.

SÓFOCLES

Cantó al alado Peán de la Victoria
cuando el alba inmortal de Salamina
y las falanges, a su voz divina,
presintieron el beso de la Gloria.

Trágico genio cuya gracia doria
dulcificó el semblante de la Erinia
y puso a la violencia una sordina
como al dolor una apacible euforia.

En él halló la euritmia de sus Dianas
Fidias, tal vez, o el grave Policleto
que adora las cadencias meridianas;

y en él, como en un trípode secreto,
se expresaron tres almas soberanas:
Leónidas, Pericles y Epicteto.

SÓCRATES

Mira esta faz de término barbudo
cuya sonrisa irónica y austera
evoca esos penates de madera
que de un tesoro son cofre y escudo.

Hijo de un escultor y una partera,
con la estrigila de su genio pudo
extraer las almas de su bloque rudo
y así esculpir la ciencia verdadera.

Algo sugiere de tebana esfinge
cuando bajo los pórticos de Atenas
propone enigmas o ignorancias finge;

y algo de Cristo cuando al pecho vierte
la pócima mortal que heló sus venas
y le arrancó al imperio de la muerte.


Anacreonte
(Teos, Jonia, 570 - Atenas, Ática, 485 a. C.)
Poeta griego

AQUILES

¡Hijo del mar. espíritu de bruma
de ojos marinos y de crenchas blondas,
eres como el fantasma de las ondas
y la cólera hirviente de la espuma!

Es justo que tu enojo se resuma
en estéril quietud y no respondas,
hasta que por las picas y las frondas
Patroclo caiga a quien la Moira abruma.

Entonces nada habrá que te constriña
o te detenga al fúnebre acicate,
y prometiendo al ave de rapiña

los huesos de Héctor si ante ti se abate,
vuelves con él —despojo de la riña—
atado al pie del carro de combate.

HÉCUBA

¡Fecunda y triste como el surco! Nada
pondrá quietud a tu inmortal fatiga.
Tu pecho es campo en que cundió la ortiga
y panteón tu ancianidad helada.

Tu vientre dio sus brotes a la espada
como a la hoz el campo dio la espiga.
Ya el amor no te da su boca amiga...
¡Eres como la tierra cosechada!

No como antaño, majestuosa reina,
la mano alada tus cabellos peina
ni a tu hombro de marfil pone su broche.

Sola, estéril, errante, mustia y vieja,
graznas como la lúgubre corneja
en el naufragio inmenso de la noche.

PRÍAMO

Más que del hacha del dolor cautivo
—vieja deidad que el ábrego despeña—
bajo la juventud que le domeña,
Príamo cae cual centenario olivo.

Melló su dardo en el broquel esquivo
la inútil mano en que el invierno sueña,
y el albo cuello de nivosa greña
doblóse al golpe del metal argivo.

No circundaron a su frente pura
en dulce enjambre los filiales besos
ni abrió su hueco amor la sepultura.

Cayó, como su prole, a los excesos
del triunfador, y el viento en la llanura
cubrió de arena sus sagrados huesos.

SUS CAPRICHOS

Una vez, por saber si cumpliría
lo que ella me ordenaba zalamera,
arrojó en la prisión de una pantera
el pañuelo que tanto le pedía.

Yo intenté, demostrando valentía,
librar aquella prenda de la fiera,
y al hacerlo, una zarpa traicionera
castigó duramente mi osadía.

Ella entonces, con paso vacilante,
vino a mí, de su hazaña arrepentida,
y al mirar en mi pecho palpitante

el rastro de la garra maldecida,
desató su cabello rutilante
para limpiar la sangre de mi herida.

(Poemas escritos por Rafael Cardona Jiménez)


El primero de los tres poemarios que dio a la imprenta. Es de 1916. Los otros dos fueron: Medallones de la Conquista (1918) y Estirpe (1949)

miércoles, 16 de octubre de 2024

Un poeta muy cercano al conceptismo


John Donne
(Londres, Inglaterra, 1572 - 1631)
Poeta metafísico

LOS BUENOS DÍAS

¿Qué hicimos, a fe mía, hasta el momento
de amarnos? ¿Hasta entonces fuimos niños de pecho?
¿Sorbimos, como infantes, placeres campesinos?
¿Roncamos en la cueva de los Siete Durmientes?
Tal fue, mas fantasías fueron esos deleites;
siempre que descubría una hermosura
y yo la deseaba, ya te veía en sueños.

Y ahora, buenos días a nuestros corazones
despiertos, que no osen contemplarse sin miedo;
pues Amor todo amor en las miradas rige
y en una breve estancia sabe encerrarlo todo.
Que los descubridores visiten mundos nuevos;
que mundos sobre mundos a otros muestre el mapa;
queramos sólo un mundo: lo tenemos, lo somos.

Mi rostro está en tus ojos y en los míos el tuyo,
y fieles corazones en el rostro descansan;
¿cuándo hallaremos dos mejores hemisferios,
sin el Norte glacial ni el decaído ocaso?
Cuanto muere, no estaba mezclado justamente;
si son nuestros amores uno solo, si amamos
sin mengua, no hallaremos ya la muerte.


John Donne a los veintitrés años de edad
(Retrato anónimo)
("National Portrait Gallery" de Londres)

MUERTE, NO SEAS ORGULLOSA

No te envanezcas, Muerte, aunque te llame alguno
poderosa y temible, pues no eres tales cosas.
Aquellos que tú crees abatidos
no mueren, pobre Muerte, ni a mí puedes matarme.

Del sueño y el reposo, tu imagen solamente,
muchos placeres surgen, y mayor placer debía provenir de ti.
Nuestros mejores hombres más pronto a ti se llegan.
Eres reposo de los huesos y liberación de las almas.

Esclava del destino, del azar, de los reyes y los desesperados,
habitas en el veneno, la guerra, las dolencias y la enfermedad;
pero la amapola o los hechizos pueden adormecernos tan bien

como tus golpes, y mejor aún. Así, ¿por qué te ufanas, entonces?
Pasado un breve sueño, eterna es la vigilia
y ya no has de ser más: ¡Muerte, tú morirás!

(Poemas escritos por John Donne)

Casa de John Donne en el pequeño pueblo de Pyrford
(Condado de Surrey)

martes, 24 de septiembre de 2024

Un buen poeta con sensibilidad social


José Albertazzi Avendaño
(Paraíso, provincia de Cartago, 1892 - San José, capital de Costa Rica, 1967)
Poeta, periodista, maestro, orador, abogado, político y bibliotecario

CAUTIVO

Con la aurora hay que dar la gran batalla,
hay que abatir al enemigo fiero.
Todo está listo, y Napoleón, severo,
en la alta noche va a partir y calla.

El hijo de su amor duerme, y ensaya
su boca una sonrisa. El gran guerrero
va a decirle su adiós, quizá el postrero:
¿respetará su vida la metralla?

Besar quiere una mano del pequeño,
pero éste, entre las suyas, en su sueño,
retiene una del bravo Emperador,

y el que venció a la muerte, y el que altivo
su gloria impuso al mundo, está cautivo
de una mano sutil como una flor.

CROMO

Al caer de la tarde se moría,
como se dobla un tallo, el limpiabotas,
y al mirarlo en su lecho parecía
una esperanza con las alas rotas.

Pálido, débil, en su frente había
como un agonizar de ansias ignotas,
y giraban sus ojos en sombría
visión de horas oscuras y remotas.

Madre, murmuró entonces el moribundo,
con un hilo de voz que fue un sollozo,
arregla mi cajón que fue en el mundo

mi único amigo y mi mejor consuelo:
voy a lustrar, radiante de alborozo,
las botas de los ángeles del cielo.


"El betunero"
Estatua en bronce realizada por el escultor
Chano Navarro Betancor
(Las Palmas de Gran Canaria, 1971)
(Parque de Santa Catalina en el cruce con la calle Ripoche)

¿DETERMINISMO?

El bien, el mal, el santo, el delincuente,
palabras petulantes, sin sentido,
ya dijo el otro que del mismo nido
puede salir el ave o la serpiente.

El niño que a la vida sonriente
por atávico mal viene impelido,
será de pecho noble o un bandido
según el torbellino que lo oriente.

Todo, bajo este cielo, es transitorio,
la estrella que deslumbra, el infusorio,
destellos son de un inmortal fulgor.

Todo es cuestión de rumbo y de momento:
con el metal que se hace un monumento,
un odioso puñal forja un traidor.

EL PREGONERO

"La Libertad", "La Patria", se oye el grito
del pregonero en la mañana oscura,
como una imprecación que va a la altura
prolongando sus ecos de infinito.

Esta mañana lo miré, proscrito
de un hogar que abatió la desventura.
Me pareció fugaz caricatura
dibujada por un lápiz maldito.

Él no sabe que va por la pendiente
que lleva al vicio o al dolor. Ignora
que, después de un vivir pobre y doliente,

gritando esos dos nombres desde niño,
lo encontrará vencido su última hora
sin libertad, sin patria y sin cariño.

(Poemas escritos por José Albertazzi Avendaño)

Ruinas de la Iglesia de la Inmaculada Concepción en el poblado de Ujarrás perteneciente al distrito de Paraíso en la provincia de Cartago (Costa Rica)