(Madrid, España, 1881 - 1947)
Poeta, periodista y narrador perteneciente al decadentismo modernista
ORACIÓN A LA BOHEMIA
Bohemios troveros, de gachos sombreros,
de ojos donde brilla la maga ilusión;
de la vida errante, bravos caballeros,
del alma toda ensueño y toda emoción.
Por vosotros quiero decir mi oración.
Vuestra juventud de azul está llena
y florece en versos de excelsa fragancia;
yo amo vuestras rimas y la petulancia
de vuestros chapeos y vuestras melenas.
Pupilas que tienen llamas visionarias,
místicos de un rito de gloria y de amor,
de un sueño de oro, sombras legendarias.
Yo quiero llorar por vuestro dolor.
Por los peregrinos que cruzan la senda
bajo el sortilegio de negra fortuna,
por los tristes locos que aman la leyenda
de los embrujados rayos de la luna.
Por los que han caído sin haber abierto
el cofre de sándalo de su corazón,
por los que se han muerto
sin hallar la letra para su canción.
Por vosotros quiero rezar mi oración.
Por la frente cana del viejo trovero
que no supo nunca del lauro inmortal,
y por los que emprenden su éxodo postrero
en una siniestra cama de hospital.
("La vida de bohemia")
Alfred Pages
(Siglo XIX)
Por vosotros, príncipes de andrajos y rimas,
líricas alondras de las altas cimas
que dora la Gloria, el Arte, el Amor.
Por vosotros, pálidos hampones vencidos
con un óleo santo de ideal ungidos.
Yo quiero rezar por vuestro dolor.
Por todos los sueños que truncó la muerte
—el poema inédito y el lienzo soñado—,
por todas las ansias de amor que ha frustrado
la tragicomedia de la mala suerte.
Por los que no dejan huella de su paso,
por todas las bellas ambiciones rotas,
por los inventores que burló el fracaso,
los malos histriones, las viejas cocotas.
Por los que ha vencido la mala fortuna
y al alcohol le piden piadosos beleños,
por los que volaron un día a la luna
y en los manicomios devanan sus sueños.
Pálidos troveros, de gachos sombreros,
que en el alma llevan, cual santos luceros,
un verso divino y un ritmo inmortal,
los que por la vida marchan deslumbrados
porque tienen siempre los ojos cegados
por un milagroso jirón de ideal.
Por los sin ventura que nunca tuvieron
la llave de oro de la inspiración,
por los que no triunfan, por los que murieron...
¡Por vosotros quiero decir mi oración!
(Poema escrito por Emilio Carrere)
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