ELLA
Se amaban con amor profundo y tierno,
eran ambos ladrones, gente impía.
Él forjaba ganzúas, y ella, en tanto,
tendida sobre el lecho, se reía.
Pasaba el día alegre y por las noches
en sus brazos gozaba. Mas un día
se lo llevaron preso, y ella, ella,
asomada al postigo, se reía.
“¡Oh, ven conmigo, no me abandones!
—él en su desventura le decía—.
¡Vivir sin ti no puedo!”, más la ingrata
ladeaba la cabeza y se reía.
A las ocho lo ahorcaron; a las nueve
bajaba al fondo de la tumba fría;
a las diez… a las diez su idolatrada
apuraba champaña y se reía.
(Poema escrito por Heinrich Heine)